El mensaje circulo vía whatsapp el último domingo a la noche entre la numerosa comunidad boliviana de Buenos Aires: “El hermano Evo va a jugar al fútbol en una cancha de Colegiales”. Los compatriotas del presidente derrocado boliviano que pudieron congregarse para ver el juego compartieron horas después un grito de gol cuando Evo Morales abrió el marcador del encuentro con un remate filoso de pierna derecha. El partido disputado entre el equipo del dirigente boliviano exiliado Argentina y el conjunto liderado por el actual ministro de Deportes Matías Lammens finalizó ocho a ocho. “El equipo de Evo rotó mucho su plantel pero él (por Morales) nunca fue al banco de suplentes. Evo mostró un excelente estado físico y estaba de buen humor”, contó a El Destape un integrante del equipo del ex presidente de San Lorenzo, quien por su parte jugó de arquero porque arrastra una lección.
Pasadas las primeras horas de una estancia sigilosa en Buenos Aires, donde procuró conocer y respetar las normas de intervención pública fijadas por el “gobierno amigo de Alberto Fernández”, Evo Morales comenzó a sentirse cada vez más a gusto con su recién estrenado exilio porteño. En Argentina vive la comunidad extranjera de bolivianos más numerosa, cuatro de cada cinco integrantes de dicha diáspora votó Evo Presidente en los últimos comicios. De ellos recibe mucho afecto. Y esa energía Morales la vuelca en el ejercicio de una agenda prolífica.
Aunque Morales, claro, no vino a nuestro país a recibir solo un mar de aplausos y abrazos. En su nuevo rol como jefe de campaña del MAS el presidente derrocado intenta construir una estrategia unificadora para licuar la estrategia divisionista que impulsa la coalición golpista al interior de su partido. Con el espejo político argentino, al que puede ver en vivo y en directo, Evo razona lo siguiente: “para ganar la elección es con todos”. De ese tema, cómo curar heridas en la familia del MAS, Evo Morales habló el sábado a la tarde en una casa del barrio de Liniers junto a su núcleo duro político: su número dos en el sindicato cocalero, Andrónico Rodríguez, la joven senadora Adriana Salvatierra, el ex cónsul en Argentina José “Gringo” Gonzales, el último Canciller Diego Pary, y por supuesto el también depuesto Vicepresidente Álvaro García Linera.
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La intención del régimen golpista en promocionar una versión edulcorada del MAS es cada vez más evidente. El ministro de Gobierno Arturo Murillo, quien a poco de asumir prometió iniciar una cacería contra los dirigentes del MAS, y luego cumplió su palabra con la ejecución de varias detenciones arbitrarias, insiste en sus últimas apariciones televisas en identificar la existencia de dos sectores diferentes en el seno del evismo. Para Murillo, abogado del líder cívico supremacista Luis Camacho, hay una porción de dirigentes del MAS con “los que se puede dialogar”, y en ese campo suele mencionar a la presidenta del Senado Eva Copa, en contraposición a los referentes más leales a Morales, donde pone como ejemplo al joven dirigente cocalero Andrónico Rodríguez, a los que descalifica como “radicalizados”. Cualquier semejanza entre el discurso de Murillo con las editoriales argentinas que en tiempos de Macri hablaban de un “peronismo racional” para diferenciarlo del “peronismo populista” no es puro azar.
Morales sabe que como jefe de campaña tiene un plan difícil: ganarle en las urnas a una coalición golpista. Por ese motivo en el mitin de Liniers Evo y sus ministros más fieles insistieron mucho en plasmar dos ejes en la estrategia electoral: “construir la unidad” y “consultar a las bases”. La conducción del MAS radicada temporariamente en Argentina registra que el plan divisionista del gobierno de facto permea incluso en sectores de la izquierda boliviana. Por caso la reconocida feminista boliviana María Galindo escribió el siguiente perfil sobre Eva Copa: “Pertenece a la bancada del Movimiento al Socialismo (MAS) y está a punto de terminar su mandato. En estos cinco largos años jamás habíamos escuchado su voz. Los espacios de visibilidad y mando los copaba la clase media letrada y blanqueada perteneciente al MAS y los dirigentes hombres capaces de imitar y obedecer a Evo: por eso nadie hasta ahora conoció a Eva (…) Eva es la antítesis de Yanine Añez, pero también de Evo”.