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Tras planear el crimen, llevarlo a cabo no fue tan difícil para él porque conseguir un arma en su país no es legalmente complicado. De hecho, él mismo cuenta en su carta suicida que envió a un canal de TV tras cometer el crimen que hizo "un depósito para comprar un arma el 19 de junio de 2015".
En Estados Unidos el control de armas es casi inexistente. Esto se debe a la Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de América (parte de la Carta de Derechos aprobada en 1791) que dice que "siendo necesaria una Milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar Armas, no será infringido". Sin embargo, los partidarios del control de armas creen que este artículo sólo alude a entidades oficiales como el ejército, mientras que para los defensores de la enmienda reconoce el derecho de todo individuo a poseer armas.
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El actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se mostró públicamente a favor del control de armas y siempre aprovecha los tiroteos en su país para recordar el tema aunque, hasta ahora, no logró hacer modificaciones sustanciales. De hecho, el 28 de junio de 2010 la Corte Suprema de los Estados Unidos le dio la espalda a la Casa Blanca y sentenció (por cinco votos contra cuatro) que ninguna ley estatal o local puede restringir el derecho a poseer o portar armas que reconoce la Segunda Enmienda.
Pero ¿por qué le cuesta tanto al propio presidente impulsar una reforma en este sentido? Para ello habría que hacer un análisis al estilo "House of Cards" y comprender los negociados y entramados políticos de este país.
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La Asociación Nacional del Fusil Americana (la NRA, en sus siglas en inglés) es una poderosa entidad que, mediante lobbistas, se encarga de que la segunda enmienda se cumpla a rajatabla y se muestra a favor de «proteger y defender la Constitución de EE.UU., especialmente en lo relacionado con los derechos inalienables a adquirir, poseer, coleccionar, llevar consigo, transferir propiedad, y disfrutar el derecho de usar armas».
Bajo el lema de "la libertad" (derecho casi incuestionable en Estados Unidos, que siempre se presentó como el país de las oportunidades y libres elecciones), esta organización busca mantener su negocio intacto y hace alianzas para ello. Por ejemplo, el 5 de agosto de este año un importante senador republicano (John Cornyn) propuso el miércoles una ley respaldada por la National Rifle Association (NRA) que según él haría más efectivas las revisiones de antecedentes para compras de armas de fuego pero que fue muy criticada por grupos que buscan controles más estrictos.
Donald Trump, candidato republicano a la presidencia, defendió este año la segunda enmienda y aseguró que sus hijos son "orgullosos miembros de la NRA" en medio de una polémica que se generó por fotos de ellos con animales que cazaron.
Según una encuesta de julio de 2015 difundida por USA Today y la Universidad de Suffolk, la mayoría de los ciudadanos de EEUU no creen que las medidas más estrictas de control de armas acabarían con la violencia en este país.
El 55% de los encuestados opinaron que las leyes de control de armas –por más rígidas que sean– no impedirán nuevos ataques con armas de fuego.
La encuesta también reveló que el 78% de los entrevistados vieron pocas posibilidades de que el Congreso de EEUU apruebe una ley de control de armas en un futuro previsible.