Es hora de que el colectivo atropelle al individuo

22 de marzo, 2020 | 00.15

Películas catástrofe hay un montón. Del fin del mundo, otras tantas. Y de pandemias bastantes.  El mal ahí no tiene presencia física, somos todos. Cualquiera puede ser portador de la muerte y, por ignorante o irresponsable, le jode la vida a tres mas, y esos a otros tres. Y así hasta que aparecen cuatro tipos que nos salvan a todos. Pero antes se cierra el mundo. Están los que se encierran para cuidarse de los zombis, los de los marcianos, de los pájaros, y de los virus (donde todos se ponían trajes, escafandras, barbijos y guantes y andaban con una pistola detectora de contagiados). Me crie con películas de finales felices. Donde la gente se ponía de acuerdo, se ayudaba, hacía caso, cuidaba su vida y la del otro (daba la vida por el otro!), aunque nunca faltaba el que quería pudrirla. Y todo eso ayudaba a que los cuatro tipos que aparecían para salvar al mundo, lo hicieran. Hoy eso suena tonto, demodé, utópico. En las ficciones hoy, no hay héroes. Gana el cinismo y cuando todo se pudre, cada uno se cuida del otro y si hace falta pegarle un tiro, se lo pegan.  Y no aparece ningún tipo a salvar a nadie. Que cada uno se arregle hasta que terminen las temporadas.


La pelea de hoy no es solo contra el virus, sino contra nosotros mismos. No hay idiotas que hacen las cosas mal y nosotros que las hacemos bien. La pelea no es entre nosotros. Es militancia obligatoria concientizar al otro.

Así que metete adentro tuyo, fijate que podés hacer para que las cosas estén mejor, como podés ayudar al que no sabe ayudarse y cuidarte del que no cree en los finales felices.

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