Algunos lo recuerdan como El Intendente Costa, el villano cruel de la exitosa telenovela Padre Coraje, y otros lo tienen de la tele, donde participa de debates políticos, se enoja, discute y defiende sus ideales a capa y espada. Sí, es Raúl Rizzo. Se define como un actor popular y presta minuciosa atención a lo que pasa en su país, de ahí su militancia con el proyecto kirchnerista. Llega a la redacción de El Destape de buen humor, algo apurado. Cuando la entrevista se torna política, el entusiasmo de Rizzo se potencia: de no haberse dedicado a la actuación, podría haber sido un buen político.
¿Cómo se despierta tu vocación como actor?
Cuando era chico y veía una película sentía la necesidad de reproducir a los personajes. Me ponía sombreros o un saco y los imitaba. Ese impulso lo tomo como punto de inicio a mi vocación. Luego, me nutrí de referentes como Alfredo Alcón, que me marcó la carrera: una vez, a los 15 años, alguien me dijo “yo sé que a vos te gusta el teatro”, y me llevó a ver Israfel, la novela de Abelardo Castillo que narra la vida del escritor Edgar Allan Poe, y yo quedé fascinado. Alcón es una de las pocas personas a las que le pedí un autógrafo.
Fuiste galán en Allá lejos y hace tiempo, de Alberto Migre, y un villano memorable en Padre Coraje, ¿te divierten más los héroes o los villanos?
Los villanos te permiten jugar mucho más ya que son contradictorios, diversos, y hasta pueden amar desde su perspectiva. En cambio, los héroes son personajes más lineales, aunque todo depende del guionista que los crea. Es mucho más rico cuando muestran los claro oscuros de los buenos, se desdibuja un poco la noción heroica. No me ha tocado interpretar a alguien tan héroe por ahora. Hice a Lavalle, en una obra de Carlos Somigliana llamada Lavalle, historia de una estatua, y tenía mucho de cruel, perverso, divo y ser humano, con sus necesidades y fragilidades. Uno de los personajes más atractivos en los que pude jugar con los matices.
¿Rechazaste papeles de los que te hayas arrepentido luego?
Boda blanca es una obra que rechacé y después, cuando la vi, me di cuenta que era un gran éxito. La hizo Jorge Marrale, a cargo del hermoso personaje. No lo llegué a descubrir en ese momento, perdí la chance de interpretarlo.
En varias entrevistas mencionas tu difícil situación laboral durante la gestión macrista, ¿creés que tu activo compromiso con el kirchnerismo hizo que te dejaran de llamar?
En algunas productoras sí, no llamaron ni están llamando. Todo producto de mi postura en los medios de comunicación frente a la situación que se vivía. Yo en el 2016 acusé al gobierno que se fue de que eran “unos cínicos mentirosos”. Yo solo lo dije, después se sumaron otros artistas y algunos medios. Me la hicieron pagar. Igual hay una triste realidad y es que los empresarios argentinos producen muy poca ficción, y compran productos enlatados mucho más baratos. Nosotros en temporada alta, que va desde abril a octubre, teníamos de a 8 a 10 ficciones en la televisión nacional. Hoy tenemos con mucho esfuerzo 3. Las novelas turcas nos invadieron.
¿Qué cosas te disgustan de la televisión y qué cosas le hacen falta?
Le hacen falta más ficciones, porque son una parte esencial de la historia argentina, y que se acabe el show que hay en algunos programas “políticos”, donde lo que interesa es la discusión de todos al mismo tiempo. Amagan con el concepto de programa político, y en realidad vacían de contenido los hechos políticos. A los espectadores no les entra nada útil, ese tipo de televisión me parece detestable. Otra cosa que me parece detestable es que haya shows que se nutran de un solo programa: el de Tinelli. ¿Qué hacen ahí? Bailan, no hacen otra cosa. Qué sé yo, algunos lo hacen bien, pero no da para tanto.
Por último, una cosa que detesto es que hayan sacado el Fútbol para Todos, ya que es un deporte que habla mucho de nuestra cultura y la iniciativa estaba pensada para disfrute de la gente. Espero que con la nueva gestión lo recuperemos.
¿Consumís series en plataformas streaming como Netflix?
No tengo mucha paciencia para ver contenido de series. Sí aprovecho Netflix para ver películas, le tengo muchas ganas a El Irlandes. Me parece fantástico Scorsese, los actores que eligió y la trama tan atractiva. No desdeño de quienes consumen series, de hecho me dijeron que algunas están buenísimas. Yo no tengo la costumbre.
Hablemos de peronismo, ¿cómo viviste la victoria de Alberto Fernández?
Con muchísima alegría. Igual, debo ser honesto y decir que me resulto muy extraño el porcentaje que sacó Cambiemos en las presidenciales, sigo sin digerirlo. Cuando digo que no lo digiero no me refiero a que lo rechace, sino a que una parte no termina de creérselo. El cuerpo me dice que hay algo mal ahí. No sé si fraude es la palabra, pero no puede haber tanto distancia en el pronunciamiento popular. Después de las PASO, las políticas de Macri fueron todas en contra de la gente: devaluación espantosa, aumentos tremendos, una inflación galopante. ¿Qué razón hubo para que casi un 10% más de gente los votase luego? No hay una explicación lógica. Tengo una gran expectativa en Alberto y Cristina, sabiendo que va a ser difícil.
Lo que me preocupa es el panorama latinoamericano con el que deberá lidiar el Presidente Alberto Fernández. En Bolivia hubo un golpe de Estado militar y en Chile, que hay una revuelta popular importante, hay 288 personas- si mal no recuerdo- que quedaron ciegas, y no se dijo nada. Los medios prefieren hablar de Maduro y no hablar de lo que verdaderamente es preocupante: el asesino Piñera. Debo decir que al que menos le temo es al Presidente electo en Uruguay, pues fue una elección muy pareja y con muy pocos votos de diferencia. Dudo que sea una derecha recalcitrante como la hay en Chile, Bolivia y Brasil. Ahí sí estamos rodeados.
¿Cuál creés que será el principal rol de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner frente a esta verdadera pesada herencia?
Me pareció muy inteligente lo que dijo Alberto acerca de la profundización del Mercosur, es decir fortalecer las cuestiones comerciales, cuidando el mercado interno.
También, vamos a tener que lidiar con un sector de la prensa muy peligroso, que ya está manifestando sus malas intenciones. Veo programas que dicen cosas como: “¿quién elige el Gabinete: Alberto o Cristina?”, poniendo en duda el rol del Presidente. Yo les preguntaría a esos impresentables: ¿Cristina no está en condiciones de sugerir un nombre, después de dos mandatos presidenciales, experiencia nacional e internacional, y de demostrar que es una estadista de alto nivel? Por favor, no me vengan con boludeces.
Eso se relaciona con lo que hablábamos antes, la idea de una televisión que genere hipocresía social.
Absolutamente. Y vaciarles la cabeza y hacerlos opinar con datos falsos. Hay una televisión que incentiva la no política, la neutralidad. No hay nada pero que los neutrales. No existen. Ayer escuchaba a una compañera actriz que decía que lo votó a Macri porque ella “no hace política”: hay que ser muy bruto e ignorante para decir eso siendo actor, yo no se lo perdono. Lo mínimo que tenés que hacer es informarte para no decir semejantes cosas, más perteneciendo a un grupo tan golpeado como los artistas. Usar la SUBE es política, todo es político. Una cosa es ser apartidario, otra cosa es ser un ignorante que se dice “apolítico”. La política es como respirar: si no respirás te morís. Aunque no quieras, cada decisión de la vida está atravesada por lo político. El periodista no le repregunto nada a la actriz, porque es un cómplice.
¿Te pasa de admirar a algún artista a pesar de su ideología?
Sí. Me pasa con Campanella. Me parece que tiene productos muy destacables, pero que es una persona muy contradictoria.
Votar a la derecha y hacer una película acerca de un club de barrio que lucha por no fundirse…
¡Luna de Avellaneda! ¡Totalmente! ¿Cómo puede ser tan macrista alguien que hizo una película de esas características? No lo entiendo, me lo pregunto siempre.
Quiero preguntarte por tu rol en la tira Pequeña Victoria, donde componés al papá de Emma, una mujer trans. Tienen una relación muy conflictiva, ¿cómo te llega la propuesta?
En principio, creo que Pequeña Victoria tiene muchos valores para transmitir y siento atractivo poder interpretar este arco temático, que es la realidad de muchas personas. Emma y su papá tratan de llegar a un acuerdo afectivo, y eso no es fácil dadas las características de mi personaje. Lo posibilita una beba que aparece en la historia. Es muy poético el proceso de aceptación del padre a su hija, a través de su nieta. Me siento muy agradecido de poder participar de esta historia de calidad.
Antes de que te llegase el guión, ¿estabas al tanto de la dramática situación de exclusión y desatención estatal hacia las personas trans?
Sí. Y la violencia con la que tratan a todas las diversidades sexuales. Me interioricé más gracias al equipo de 6 actrices trans que integran el elenco; ellas me contaron sus historias personales y quedé muy conmovido. La pasan muy mal, las asesinan. Espero que Pequeña Victoria ayude o ponga de manifiesto a estas historias. Me deja tranquilo saber que las temáticas de género han cobrado una vigencia notable y notoria, pese a que la violencia de género exista y siga reproduciéndose.
¿Tenés planes laborales para la temporada de Mar del Plata?
Sí. Me voy a presentar con un unipersonal tanguero que lo vengo haciendo. En el espectáculo canto 9 tangos y represento monólogos de Santiago Varela, monologuista de Tato Bores, en formato teatral. La obra está situada en una tangueria y es la historia de un porteño de toda la vida, no tiene edad. Es fantástico y me encanta hacerlo. Vamos a estar en el Teatro Provincial, a partir del 4 de enero.