El gobernador cordobés Juan Schiaretti decidió que sus delegados asistan al Congreso Nacional Justicialista que se celebrará mañana en el microestadio de Ferro, en la Ciudad de Buenos Aires, poniendo fin a casi una década de aislamiento del peronismo de esa provincia. Es un gesto hacia el presidente Alberto Fernández, pero también responde al instinto de supervivencia del mandatario provincial, que debe afrontar en abril la interna partidaria en su distrito y ya piensa en su sucesión. Aunque no asistirá personalmente a la cita de mañana, en el entorno de Schiaretti no descartan que el mandatario se incorpore a la próxima conducción del PJ nacional.
Los 84 delegados cordobeses formarán parte del encuentro que mañana sentará las bases para la elección de las próximas autoridades del peronismo. Será la primera vez desde 2011, cuando el entonces gobernador José Manuel De la Sota decidió replegarse, en el marco de un fuerte conflicto con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, decisión que mantuvo años más tarde Schiaretti. El hacedor del acercamiento fue el ministro de Interior, “Wado” De Pedro, que supo construir un diálogo fluído con el mandatario mediterráneo. Cabe recordar que la estructura del PJ Córdoba se mantuvo prescindente en las elecciones pasadas, y que en ese distrito Mauricio Macri volvió a alzarse con un rotundo triunfo.
Córdoba es el único distrito del país en el que la cúpula del peronismo no participa de la vida partidaria a nivel nacional, hasta ahora. La reunificación será una medalla en el pecho del presidente Fernández, que, aunque rechazó asumir como titular del PJ, está supervisando los pormenores de la elección de las nuevas autoridades, que deben asumir a comienzos de mayo. Más allá de quién ocupe finalmente ese cargo (el sanjuanino José Luis Gioja y el chaqueño Jorge Capitanich están anotados en esa carrera a definirse por consenso), en la Casa Rosada esperan que todos los gobernadores formen parte de la próxima mesa de conducción, y Schiaretti está invitado a sumarse a esa foto.
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Los motivos por los cuales se pudo concretar el acercamiento son múltiples. No debe soslayarse la importancia del trabajo que viene haciendo De Pedro, silenciosamente, para fortalecer el vínculo del gobierno central con las provincias. Schiaretti notó que se estaba afianzando el peronismo en un plano federal y optó por no quedar aislado. Además, hay motivos económicos: espera, a cambio, un gesto del Presidente respecto a la deuda por más de 15 mil millones de pesos que reclama Córdoba. Además, a fines de abril hay internas en el PJ local y teme que el senador Carlos Caserio intente avanzar sobre su influencia, con apoyo de Buenos Aires si no logra la unidad entre peronistas cordobeses.
La presencia de los delegados de Córdoba en Ferro tampoco es una sorpresa. Desde diciembre, los cuatro diputados que responden a Schiaretti en el Congreso Nacional ayudaron al oficialismo cada vez que fue necesario. El ejemplo más acabado fue el último jueves, cuando colaboraron de manera decisiva en el quórum para poder avanzar con la ley que modifica las jubilaciones de jueces y diplomáticos. El entendimiento entre el gobernador y el presidente, aseguran de ambas partes, es muy bueno y no solo tema asoma como nube de tormenta en el horizonte, que es la política hacia el agro: el mandatario cordobés se opone férreamente a la implementación de retenciones.