La pandemia del coronavirus dejó al descubierto la fragilidad de todos aquellos sistemas que funcionan definitivamente mal. Por ejemplo, las largas colas de jubilados en medio de la cuarentena reveló las deficiencias de los bancos en nuestro país. Pero esas imágenes son apenas una muestra de que las entidades empeoraron su atención en los últimos años.
Según los datos del Banco Central (BCRA) a los que accedió El Destape, en Argentina hay un cajero automático disponible por cada 2.520 personas. Mientras tanto, se puede encontrar una sucursal por cada 9953 ciudadanos.
En total, hay 17.240 cajeros distribuidos en todo el territorio, a los que si se suman los “no bancarios” llegan a 18.000, según confiaron desde la entidad que dirige Miguel Pesce. Lo cierto es que estas cifras empeoraron en los últimos cuatro años. Concretamente, en 2015, había un cajero automático cada 2114 personas, ya que se encontraban establecidos 20.347 aparatos en todo el país (cerca de un 16% más que en la actualidad).
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¿Quién tuvo la culpa?
Para eso hay que observar las diferencias entre los balances de la banca pública y la privada.
Según los datos oficiales, entre 2015 y 2019, los cajeros automáticos instalados por entidades públicas pasaron de 5.227 a 6.815 (un 30,3% más). Del total, el Banco Nación tiene 2.845 y el Banco Provincia ostenta 1.437.
Sin embargo, los privados reflejaron un comportamiento distinto en ese mismo período. Hace cuatro años, había 15.167 cajeros pertenecientes a entidades privadas. En diciembre de 2019, ese número descendió hasta los 10.349 (casi 33% menos que en 2015).
De acuerdo al balance anual de Información de Entidades Financieras del BCRA, los cajeros instalados por bancos locales de capital nacional pasaron de 7.707 en 2015 a 6.271 en 2019. Por lo tanto, la cantidad se redujo 18,64%.
En tanto, los dispositivos disponibles por parte de los bancos locales de capital extranjero se redujeron de 6.867 en 2015 a 4.050 en diciembre del año pasado. De esta manera, la cifra se desplomó por un 41% durante el mandato presidencial de Mauricio Macri.
Si se pone el foco sobre los principales 10 bancos que operan en el país, tal vez se pueda entender la dinámica de los viajes que miles personas debieron hacer para llegar a las entidades y cobrar, además de las interminables colas que se registraron durante todo el día.
Aquí los balances de cada entidad y la distribución en todo el territorio:
- Citibank: 26 cajeros.
- HSBC: 473 cajeros.
- ICBC: 579 cajeros.
- Banco Macro: 1535 cajeros.
- Banco Patagonia: 557 cajeros.
- Banco Santander: 1379 cajeros.
- Banco Supervielle: 753 cajeros.
- BBVA: 887 cajeros.
- Banco Credicop: 795 cajeros.
- Banco Galicia: 1071 cajeros.
El negocio de los cajeros automáticos experimentó muchos cambios luego de una serie de normativas del Banco Central. En 2011, la autoridad monetaria prohibió a las entidades financieras cobrar por extracciones de cuentas sueldo o previsionales (el 75% de la población bancarizada), por hasta el total del sueldo o haber percibido, incluso por retiros en cajeros de otras entidades, independientemente de las redes.
Otra disposición importante del BCRA fue en 2017, cuando permitió a supermercados, estaciones de servicio y otros locales comerciales para tener sus propios cajeros automáticos e incluso poder recargarlos con billetes de su propia recaudación.
¿Qué pasa en las provincias?
En el caso del reparto por cada distrito, la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires surgen como el destino predilecto por las empresas bancarias, con 1.712 y 2.630 cajeros instalados, respectivamente. Muy lejos quedó Formosa, donde entre las 10 entidades ofrecen 12 cajeros al servicio de sus clientes.
Si las estadísticas mencionadas resultan alarmantes, el promedio por provincia sobre el total de cajeros empeora la perspectiva sobre la calidad del servicio a la sociedad. Como pasa en tantas otras áreas de la vida pública, la Ciudad también resulta la más beneficiada en este caso.
Según un cálculo propio, en la proporción por cantidad de habitantes, el distrito gobernado por Horacio Rodríguez Larreta lidera el ranking con un cajero automático por cada 1.132 ciudadanos. Le siguen Tierra del Fuego (uno cada 1.576), La Pampa (uno cada 1.667), Santa Cruz (uno cada 1.677) y Neuquén (uno cada 1.844).
A la medida que llegamos a las provincias del norte del país, la brecha se amplía de una manera alarmante. En el pico de la desatención, Tucumán aparece primera, con un cajero automático por cada 4.123 habitantes.
Detrás, aparecen: Formosa (uno cada 3.782), Misiones (uno cada 3.709), Salta (uno cada 3.690), Jujuy (uno cada 3.504), San Juan (uno cada 3.456) y Buenos Aires (uno cada 3.344).
Pero si uno se detiene en el conurbano bonaerense, la proporción es aún peor. Por ejemplo, de acuerdo al Ministerio de Seguridad, en el partido de Lomas de Zamora, el área que cubre Villa Fiorito,Ingeniero Budge, Santa Marta, 2 de Abril, Independencia y Rosas comprende a 450.000 personas. No hay un solo cajero disponible allí.
En General San Martín hay uno cada 2.686 habitantes, en González Catán hay uno cada 19.009, en Gregorio de Laferrere uno cada 14.705, en Hurlingham uno cada 6.027, en Isidro Casanova uno cada 26.571 y en Lanús uno cada 10.062.
¿No pudieron invertir?
Con el macrismo, el sistema financiero tuvo ganancias récord, cuadruplicando los resultados de cuatro años atrás. Según el Informe sobre Bancos, elaborado por el Central, las entidades ganaron en conjunto, sólo en noviembre de 2019, $ 25.940 millones. La cifra representó un 143,9% más que en el mismo período de 2018, y 317,9% más que en 2015.
En detalle, los bancos privados más que sextuplicaron sus resultados en cuatro años de Cambiemos en el poder, al crecer 566,7%, mientras que los públicos disminuyeron su ganancia en 37,9%.
En 2015, los bancos públicos habían tenido un resultado neto integral positivo de $ 2485 millones. Cuatro años después, los mismos bancos tuvieron en noviembre una ganancia de $ 1543 millones, producto del desmanejo del Gobierno.