En 2017 los hogares de la CABA consumieron menos gas que en 1993 (como mínimo)

23 de marzo, 2018 | 06.00

En nuestro informe titulado "Servicio público de gas. Balance 2017-2016 y comparación histórica", examinamos los resultados de la política macrista para la demanda nacional y residencial del gas por redes, así como el grado de expansión de dicho servicio al cabo de dos años de gestión neoliberal. En esta oportunidad, un abordaje a la jurisdicción más rica del país, ciudad capital de los argentinos y las argentinas, en cuanto al consumo de gas a nivel residencial.

Cuatro hallazgos en el marco del tarifazo y la estafa energética del macrismo: 1) El ENARGAS publica sus estadísticas de consumo desde 1993. No hay registros desde entonces de un consumo tan bajo para los millones de hogares de la Capital Federal como el verificado en 2017; 2) El desplome interanual en el consumo residencial de gas en 2017 fue, para esta jurisdicción, el más grave desde 1993; 3) A dos años de la estafa del tarifazo, el servicio público de gas por redes se desmorona en cuanto a la demanda residencial en el 75% de las jurisdicciones del país; y 4) El macrismo mutó el tradicional unitarismo geográfico (o geopolítico) tan típico de administraciones neoliberales a uno corporativista, desde que la región portuaria-bonaerense históricamente favorecida por tales administraciones tampoco se salva de la estafa energética. Los únicos beneficiados son un grupúsculo de corporaciones integrantes o socias del Poder Ejecutivo.

El presidente Macri entrevistado por Luis Majul, el 18 de marzo de 2018. Entre las muchas referencias al tarifazo, el primer mandatario señaló: "Yo agradezco que los argentinos somos tan capaces que hemos en muy poco tiempo entendido el valor de la energía y empezado a cambiar los hábitos…". No hay cambio de hábitos sino imposibilidad de pagar las tarifas y llegar a fin de mes. El ENARGAS publica sus estadísticas de consumo desde 1993. No hay registros desde entonces de un consumo tan bajo para los millones de hogares de la Capital Federal, y eso que todavía falta el aumento de abril. Ojalá este Observatorio se equivoque, pero este invierno -que se anticipa crudísimo- dejará un tendal de compatriotas enfermos, intoxicados por monóxido o con severos cuadros de hipotermia y muerte por congelamiento de no frenar la estafa energética neoliberal.

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Consumo residencial en un piso histórico…

El consumo en 2017 cayó por debajo del de 1993. En realidad, desde que el ENARGAS publica sus estadísticas no hay registro de un consumo tan bajo por parte de los millones de hogares usuarios de este servicio público esencial:

La peor caída del consumo desde 1993

Como puede constatarse del siguiente gráfico, el desplome interanual en el consumo residencial de gas en 2017 fue, para esta jurisdicción, el más grave desde que el ENARGAS informa sus estadísticas; esto es, desde 1993:

Con la lógica excepción de las provincias más australes, no hay región del país cuyos hogares no hayan visto reducido su consumo de gas. Esto, debe recordarse, en paralelo a una drástica reducción en la incorporación de nuevos usuarios al servicio de gas por redes.

Parafraseando al CEO-ministro en sus palabras de apertura durante la tercera audiencia pública del gas, con Macri no tenemos otra cosa que un sistema de suministro de gas natural progresivamente distorsionado, desigual, injusto y unitario. Respecto de este último "atributo", unitario no por concentrarse los beneficios en las zonas portuaria-bonaerense como tradicionalmente sucedía, sino más bien por hacerlo a nivel empresarial en detrimento de todas las provincias y jurisdicciones sin excepciones.

En efecto, estamos siendo testigos de una novedosa categoría histórica del unitarismo argentino: el corporativista o empresarial. Lo aquí hallado para el consumo de gas por redes de los millones de hogares porteños no deja lugar a dudas.

En fin, de un derecho humano, a un bien de lujo; o para ser más precisos al ver las siderales ganancias de las empresas productoras, transportistas y distribuidoras: de un derecho humano a un negocio vil de tipo unitario-corporativista, gestionado, defendido y promocionado desde el cartel ministerial en cabeza de Shell.