Emilio Monzó, quien se caracterizó por tener fluidas relaciones con los bloques de la oposición, finalizará su mandato el 10 de diciembre próximo como presidente de la actual Cámara de Diputados. En los últimos días trascendió su interés por postularse como Defensor del Pueblo y, de esta manera, ser parte del futuro gobierno liderado por Alberto Fernández.
Alejado de la estrategia política de Cambiemos, Monzó evalúa varios destinos posibles para diciembre, como abrir una consultora de "gestión de intereses" con el diputado Nicolás Massot, o convertirse en un nexo de un bloque opositor "dialoguista", capaz de ayudar a Alberto Fernández con su primer paquete de leyes.
Pero en las últimas semanas trascendió una oferta distinta: convertirse en Defensor del pueblo de la Nación, un cargo vacante desde hace una década, cuando el cordobés Eduardo Mondino renunció para ser candidato a senador. En un Congreso vacío, diputados oficialistas y opositores le hicieron el ofrecimiento.
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El cargo está vacante hace 10 años por falta de acuerdo entre el oficialismo y la oposición, pues se requieren los dos tercios de los votos de ambas cámaras para formalizar la designación. Esta demora mereció el reproche de la Corte Suprema de Justicia que, en un fallo de 2016, advirtió que la vacancia de ese cargo "afecta negativamente en el acceso a la Justicia de un número indeterminado" de personas.
Si hay mayoría para crearla, debería haber un consenso muy grande para nombrar un defensor en este mes, porque hacen falta audiencias públicas y sesiones en ambas Cámara con sólidas mayorías. El diputado bonaerense no descarta aceptar si observa mucho entusiasmo en su figura.