El peronismo se fortaleció en Santa Fe y las encuestas le dan bien en la 'Cuna de la Bandera'. Hay razones históricas y simbólicas detrás de la elección.
La elección de los escenarios de cierre de campaña también tienen su contexto de sentido, y la decisión de Alberto Fernández de hacer el último acto en Rosario, el 7 de agosto, dejó mucha tela para cortar. Según fuentes del peronismo, la idea es llevar a cabo un acto masivo con participación de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Allí suenan con fuerza las adyacencias del Monumento a la Bandera como escenario.
En tanto, también se llevará a cabo la firma de un acta acuerdo con los gobernadores que apoyan la fórmula sobre temas estratégicos centrales. Se trata de un compromiso sobre cuestiones vinculadas a la obra pública y políticas sociales. La idea fue de Omar Perotti y a Fernández le gustó.
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El exjefe de Gabinete de Néstor Kirchner estuvo en la provincia la semana pasada realizando una gira por el núcleo productivo del centro norte de la provincia. Acompañado por Perotti, se reunió con empresarios, productores rurales, industriales y comerciantes, en un intento del gobernador electo por acercar a los actores que lo apoyaron en su campaña, pero que todavía sean reticentes al kirchnerismo. "La recorrida fue positiva. Tuvo cercanía y propuestas a sectores más allá del peronismo", analizó en ese sentido un asesor de Unidad Ciudadana.
Contrarrestar
La elección de Rosario para bajar el telón de la campaña significará también cerrar el círculo en la provincia, en una ciudad que lo mira con mejores ojos que la zona agroexportadora. Para empezar, el 7 de agosto es el mismo día que Mauricio Macri hace su cierre en Córdoba, donde en 2015 sacó el 70% de los votos. Hoy ninguna medición arroja el mismo resultado, aunque hay chances serias de que vuelva a ganar la provincia mediterránea por un margen menor. De imponerse en Santa Fe, el peronismo podría contrarrestar esa caída.
La provincia es el tercer distrito electoral, después de Buenos Aires y el territorio gobernado por Juan Schiaretti. Cuenta con más de 2.760.000 electores, que representan el 8,18% del padrón nacional. Por ello, dar vuelta la derrota sufrida hace 4 años en las presidenciales (56% a 44%) y en las legislativas del 2017 (38% a 26%) es vital para el peronismo si quiere tener una performance competitiva, e incluso si quiere liquidar la carrera hacia la Casa Rosada en primera vuelta.
La apuesta de la campaña en Santa Fe fue mostrar la unidad de todos los sectores. Omar Perotti y María Eugenia Bielsa se mostraron juntos luego de que el rafelino ganara las PASO, y la arquitecta también participó de la recorrida de Alberto. En las elecciones santafesinas, esta estrategia funcionó a la perfección y el peronismo se alzó con la Gobernación luego de 12 años con el 41% de los votos, marcando el camino de cómo debía comportarse el justicialismo si quería recuperar la vocación de poder.
El perfil de Perotti, menos radicalizado que otras figuras del mismo espacio, y la monolítica demostración de acompañamiento de cada uno de los espacios del PJ fue en línea con la táctica de moderación y corrimiento hacia el centro que se pergeñó en el Instituto Patria. De hecho, el gobernador electo siempre dijo que la idea era ganar Santa Fe y ayudar a una victoria nacional. Hoy esa búsqueda parece volverse carne.
Simbólico
Para el peronismo local, la elección de Rosario pasa por lo simbólico. “Es una ciudad que concentra todos los nichos a los que se pretende llegar en la campaña, además de lo que significa el Monumento a la Bandera”, señaló un dirigente. Esto es: una importante concentración de clase media, industriales, pymes, comerciantes y sindicatos.
En la Cuna de la Bandera, al peronismo le ha ido bien en los barrios populares en las elecciones locales y provinciales, recuperando la presencia que durante años había ocupado el socialismo, y luego le arrebatara el PRO. Incluso, en la categoría a intendente Roberto Sukerman quedó a sólo 7 mil votos del candidato del Frente Progresista. Ahora la idea es seducir a los sectores medios que habitan el centro y macrocentro rosarino.
Para Ricardo Olivera, presidente del PJ provincial, hay un fuerte elemento histórico: "Rosario tiene que volver a ser la capital del peronismo", dijo consultado por El Destape en referencia al mote que le puso Juan Domingo Perón luego de una serie de acciones llevadas a cabo por la resistencia peronista contra el golpe de Estado de la autodenominada Revolución Libertadora, en septiembre de 1955.
El plan es hacer una gran demostración de fuerza popular. "Las organizaciones vamos a movilizar con todo", comentó un referente del Movimiento Evita. En la última visita que realizó Cristina Kirchner a Rosario el pasado 20 de junio para presentar su libro Sinceramente, la convocatoria fue masiva: 2 mil personas ingresaron a la sala, y unas 20 mil se conglomeraron en las afueras, con nutrida presencia militante pero también con una gran afluencia de ciudadanos de a pie.
Aunque más rebuscada, hay otra referencia de la historia. En el mismo monumento histórico y frente a una multitud, Raúl Alfonsín cerró su campaña el 28 de octubre de 1983. “Se le habrá ocurrido a algún socialdemocráta”, bromeó una fuente del PJ, pero el chiste esconde una verdad: quizás la referencia haya sido construida adrede. El mismo Fernández citó su trabajo con el primer presidente luego de la vuelta de la democracia en busca de machacar con la idea fuerza de amplitud para ampliar su base electoral.
Números
Por último, pero no menos importante, desde el PJ dicen que las encuestas le están dando muy bien al Frente de Todos en la ciudad. “Hay una diferencia muy grande en Rosario a favor de Alberto. Y en las provinciales Omar (Perotti) ganó allí, siendo que no es rosarino. Además, sabemos que muchos votantes del Frente Progresista van a ir a Alberto”, indicó Olivera. De hecho, ya hubo muchas expresiones públicas de dirigentes socialistas y de otros sectores que integran la alianza en contra del apoyo a la candidatura de Roberto Lavagna.
En tanto, recientemente se conoció un sondeo del Centro de estudios Igualdad Argentina (presencial sobre 500 casos) que relevó que en Rosario gana el binomio Fernández-Fernández por 35,8% frente a 21,4% de Macri-Pichetto. En tanto, Roberto Lavagna se quedaría con el 7,9%. Los indecisos llegan al 19,5%.
Pero el panorama no es el mismo en toda la provincia. "Hay una diferencia notable en las regiones. No es lo mismo Rosario y Santa Fe que el norte o las zonas agrícolas. En las dos ciudades grandes gana Alberto y en las zonas agrícolas le va mejor a Macri", afirman desde el entorno de Perotti.
Lo que indican es cierto: Santa Fe tiene una realidad muy dual. La capital santafesina, con fuerte presencia de empleo público, vive una realidad más protegida de los embates de la macroeconomía. En tanto, las regiones del centro y sur rurales, con típicos paisajes de la pampa húmeda y la soja como emblema, perciben que han sido beneficiadas por el modelo de Macri, aunque ha perjudicado fuertemente a los pequeños productores lecheros o porcinos. Lo mismo sucede con el norte empobrecido.
Pero Rosario es una ciudad con fuerte presencia de la industria y la economía de servicios que siempre siente los golpes más que otras grandes urbes. Si la economía nacional se resfría, la ciudad más grande de la provincia se agarra gripe. Esto explicaría el fastidio de los rosarinos con la política anti industria y de retracción del consumo que provocó Cambiemos. Y ese voto es el que viene a buscar el candidato del Frente de Todos. Veremos si lo consigue.
*Nicolás Maggi es corresponsal de El Destape en Santa Fe.