Llegó el momento de la verdad. Santa Fe celebra este domingo las elecciones generales, y el resultado en la categoría gobernador no solo es importante para los habitantes de la provincia, sino también como un mensaje de proyección nacional rumbo a las presidenciales.
Si bien la cuestión de los alineamientos nacionales fue evitada por Omar Perotti (PJ), Antonio Bonfatti (Frente Progresista) y José Corral (Cambiemos) durante la campaña para ampliar sus bases, Santa Fe es el tercer distrito electoral del país, y está claro que, sumado a lo que fue una dura derrota en Córdoba, Cambiemos no puede permitirse otra victoria peronista en una provincia tan importante de cara a octubre.
Aún cuando Omar Perotti y Juan Schiaretti no son representantes K ni mucho menos, la seguidilla de triunfos que se viene dando desde que comenzó el año electoral está debilitando a Macri, y este uno-dos podría ser un golpe de nocaut para sus aspiraciones de reelección. Más cuando el peronismo santafesino hizo una experiencia de unidad con el kirchnerismo adentro y un corrimiento hacia la moderación, igual que lo que intenta hacer Cristina con la fórmula que encabeza Alberto Fernández.
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Sucia
La campaña fue dura y desprolija. Luego de los resultados de las PASO, que ganó el PJ como fuerza pero Bonfatti como candidato, hubo algunos días de tregua. Pero una vez que llegaron las mediciones con el nuevo mapa ya despejadas las internas, todo se convirtió en una cloaca. En pocas semanas hubo operaciones de todo tipo, fake news, la detención de un ex jefe policial acusado de narco y hasta extrañas declaraciones de autoridades de la Secretaría Electoral advirtiendo sobre supuestas demoras en el escrutinio provisorio sin asidero técnico, puesto que quien se encarga del recuento es la Secretaría de Tecnología de la provincia. Para colmo, ya hubo airadas quejas de la oposición sobre el software que se utilizará para el conteo.
Es cierto que, si las encuestas no se equivocan, no será una elección para impacientes. Si hay paridad, las tendencias definidas van a estar a la medianoche, y si hay poca diferencia quizás haya que esperar hasta la madrugada. El último antecedente de la categoría es similar: el socialista Miguel Lifschitz superó por solo 1776 votos a Miguel Del Sel (PRO) en 2015, en unos comicios rodeados de una fuerte polémica y denuncias de fraude que luego el macrismo desistió de llevar adelante. Pero los hechos de las últimas semanas sembraron todo un manto de duda que ensucia la elección. Es de esperar que nada de esto suceda por el bien de una jornada democrática.
Cómo llegan
En una elección reñida, la última semana siempre es importante para ver cómo llega cada uno al tramo final. Y esta fue accidentada. La detención por complicidad con los narcos de Alejandro Druetta, un ex jefe policial que se desempeñó hasta el año pasado en la Policía de Investigaciones provincial, sucedió el mismo día que la ministra Patricia Bullrich visitaba Rosario, y generó un temblor en el Frente Progresista, que salió a acusar al gobierno nacional de armar una operación para influir en los comicios. Habrá que ver si semejante noticia impacta en el electorado.
Por esto, entre otras cosas, pareciera que Perotti llega un pequeño escalón arriba. Más templado en el debate, con actitud ganadora y envuelto en el espíritu de una sucesión de victorias peronistas en distintas provincias. El rafaelino nunca perdió la calma ni cometió errores groseros en toda la campaña, y logró cerrar acuerdos con todos los sectores del peronismo, como Unidad Ciudadana y el Frente Renovador, e incluso aquellos que lo habían enfrentado en la primaria como los encolumnados con María Eugenia Bielsa. La propia arquitecta lo acompañó activamente durante mayo y junio para despejar dudas sobre su apoyo que el socialismo intentó usufructuar.
A Bonfatti y a todo el socialismo se los vio más nerviosos y agresivos, en especial durante el último tramo. Saben que perder la provincia será un golpe duro, y los números elaborados por los equipos internos que maneja el oficialismo siempre son certeros: si están tan enérgicos es porque saben que las chances de una derrota son ciertas. Pero les juega a favor la tendencia nacional a que los oficialismos conserven el poder, como viene pasando en la mayoría de los distritos. Sí pudo notarse que el partido de la rosa recibió un duro cachetazo por el lanzamiento de la fórmula entre Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey: Lifschitz se había mostrado como armador de la candidatura del economista, pero se enteró de este cierre a través de los medios.
Corral, en tanto, arriba a este 16 de junio en un tercer lugar muy difícil de torcer, por la lejanía que lo separa de los dos que se disputan el sillón de la Casa Gris. A punto de perder también la capital provincial, intentó hacer una campaña digna despegándose de Mauricio Macri y de la marca luego de no hacer una buena performance en las PASO. Otra vez vinieron, sí, Patricia Bullrich y Elisa Carrió a apoyarlo. Y si bien en la pública salió a bancar la designación de Miguel Pichetto como vice, un colega que lo estaba entrevistando cuando se conoció la noticia confió que le cayó muy mal, como radical, esa decisión. Habrá que ver si tiene impacto en su cosecha.
Un escenario no tan malo para él es que logre conservar lo que sacó en la primaria, y que no se licúen sus apoyos antiperonistas hacia Bonfatti para evitar una victoria justicialista. Pero este objetivo colisiona contra la necesidad de Cambiemos como fuerza nacional de que no gane el PJ unido. "José conserva lo que tiene y levanta en el interior, donde al socialismo le cuesta prender. Pero en las grandes urbes se siente el ajuste. Cada día que pasa nos perjudica", comentaba con pesar una candidata rosarina del macrismo.
Todo lo que se pueda haber hecho, ya se hizo. Los dos contendientes mejor ubicados llegan con fuerzas casi simétricas y sacándose chispas. Ahora serán los votantes los que determinen si respaldan en un cuarto mandato al Frente Progresista o si hay cambio de timonel y el peronismo unido vuelve tras 12 años de divisiones y derrotas electorales. La incógnita se despejará en la noche del domingo.