Es probable que Alberto Fernández se imponga a Mauricio Macri en Santa Fe este domingo, pero la pregunta es si repetirá la diferencia de 44 puntos a 34 que obtuvo en las primarias, si ese rango se achicará, o si por el contrario se hará más amplio. Es que, al tratarse del tercer distrito electoral con 2,7 millones de ciudadanos habilitados para votar (el peso sobre el total es de 8,18%, solo detrás de las provincias de Buenos Aires y Córdoba), la cosecha de sufragios en Santa Fe es importante para catapultar un resultado nacional que de una victoria en primera vuelta.
Aquí, como en el grueso del país, la disputa es exclusivamente entre el Frente de Todos y Cambiemos. La particularidad del territorio es la posibilidad de un desempeño de Consenso Federal mejor que en el promedio nacional, al llevar un candidato socialista como cabeza de lista. En la provincia el partido fue segunda fuerza en los comicios locales, pero su potencia electoral se diluye en la polarización nacional: en las PASO sacó 12 puntos. Pero bien ¿Cuál es la realidad de cada fuerza de cara a las generales?
Cambiemos
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El PRO en Santa Fe sigue en caída libre, en medio de luchas intestinas. A la derrota en las elecciones provinciales, en la que Cambiemos salió tercero cómodo con un candidato radical (José Corral), y la disgregación nacional de la mano de un deterioro en la imagen de Macri, se le sumó el durísimo cachetazo de las PASO, que proyectó un futuro fuera del gobierno también en la órbita nacional.
Esto acrecentó un proceso interno de cuestionamiento del liderazgo de Federico Angelini, luego de cuatro años de conducción en el escenario post Miguel Del Sel del PRO santafesino. Un nutrido grupo rebelde se adelantó a lo que será panorama luego del 10 de diciembre y rompió filas en cuerpos legislativos como la Cámara de Diputados provincial y el Concejo rosarino, planteando diferencias en el modo de armar listas, distribuir los espacios entre los distintos sectores y tomar decisiones, de profundo verticalismo entre el actual presidente del partido en Santa Fe y la Casa Rosada.
A "Fede", como lo llaman en el macrismo vernáculo, le atribuyen negociar los lugares siempre para su pequeño grupo de referencia, dejando afuera al resto, y anteponer sus intereses personales por sobre la salud de la fuerza política, que viene de mal en peor en los últimos dos años. "Es La Cámpora del PRO, sus estrategias fueron mediocres electoralmente", mascullan los que propician el levantamiento.
Lo cierto es que Angelini y su gente (entre los que se incluyen los aliados radicales de la línea Corral) conforman toda la lista de diputados nacionales de Cambiemos, que está en condiciones de pelear por unos cuatro lugares. Su partida al Congreso, que le demandará más presencia en Buenos Aires y atención a las negociaciones nacionales, podría acelerar la rebelión en la granja santafesina.
Con un optimismo algo impostado, desde ese sector argumentan: "No hicimos encuestas, tiramos todo en la calle. Las movilizaciones, y la inscripción y capacitación masiva de fiscales cambió el ánimo y las expectativas". Esto se vio el martes, cuando Macri desembarcó en Rosario y realizó un nutrido acto en el Parque España, donde llamó a hacer "explotar las urnas". Un colega rosarino, Marcelo Tapia, observó con malicia en Twitter: "Cuando traíamos el camión de Rock&Pop para el Día de la Primavera, metíamos más gente". Este cronista participó de aquellas jornadas en el mismo lugar y tiene la misma sensación.
Desde Juntos por el Cambio afirman además que "la definición (del presidente) por las dos vidas le puede sacar votos a Gómez Centurión" -que además no llevará en Santa Fe lista a diputados por presentarla fuera de plazo- y que "Lavagna se cayó a pedazos en los debates". Allí irán a buscar los votos para acortar la diferencia.
Peronismo
En tanto, la dirigencia local del Frente de Todos espera en Santa Fe “más o menos el mismo resultado” que en las primarias, e incluso sumar algunos puntos más. De repetirse esos guarismos, el PJ ingresaría cinco diputados con la lista que encabeza el referente de La Cámpora Marcos Cleri. "Hay que ver si cae un poco Lavagna, porque si baja mucho podemos meter otro", advierten apelando a las cuentas que posibilita el sistema de reparto D’Hondt, aunque deba producirse un estrépito para que el peronismo logre quedarse con seis bancas.
Esta vez, la campaña fue menos intensa en la provincia. En las PASO, había tenido un lugar fundamental con el masivo acto de cierre en el Monumento a la Bandera. La estrategia dio resultado, y la diferencia en Rosario cobró ribetes de paliza: 47% a 28%. Quizás por eso esta vez mientras Macri (al que le va mucho mejor en las zonas rurales de la provincia) intensificó su presencia, lo de Fernández fue menos estridente.
Durante el mismo fin de semana, llegó a la capital provincial en el marco del debate presidencial, y luego bajó a la Cuna de la Bandera donde participó de un foro nacional de intendentes sobre vivienda y urbanismo organizado nada más y nada menos que por María Eugenia Bielsa, arquitecta, ex vicegobernadora y candidata firme a ocupar un nuevo ministerio de Hábitat en un hipotético gobierno de Alberto. Ante, ese mismo día, se había reunido con el gobernador electo Omar Perotti (PJ) y el futuro intendente de Rosario Pablo Javkin (ex Coalición Cívica, que también tuvo un encuentro con Macri esta semana). El gesto, si bien fue ideado por Perotti, fue una muestra de la transversalidad tan declamada por Fernández.
Consenso Federal
Por el lado del lavagnismo, en Santa Fe los pronósticos realistas del Frente Progresista apuntan a obtener un escaño y así volver a tener un diputado socialista después de dos años. Quien encabeza la lista es Enrique Estévez Boero, hijo del fundador del partido de la rosa, un dirigente joven y con futuro que es actualmente concejal por Rosario.
El problema que tiene el socialismo es que a Lavagna le costó mucho demostrar que está vivo en la disputa entre las dos potencias, por lo que la polarización podría licuar los votos que este espacio obtuvo en las primarias. Atentos a ese fenómeno (sumado al fenómeno de “voto al ganador” que se produce en las generales), el macrismo y el peronismo apuestan a pescar en ese lago.
En medio de todo esto, el desaire electoral que sufrió Antonio Bonfatti en junio ante Omar Perotti exhibió heridas internas que estaban escondidas mientras el socialismo gobernaba. El ex mandatario santafesino le reprochó a Lifschitz haber puesto más empeño en lograr, primero, la reforma constitucional para habilitar su propia reelección, y segundo, la aventurapara posicionarse como un jugador nacional en el armado de la candidatura de Lavagna.
El apoyo a Consenso Federal, en especial por la fórmula compartida por el conservador Juan Manuel Urtubey también le valió diferencias hacia adentro del partido al actual gobernador: ya hay un sector del socialismo encabezado por Eduardo Di Pollina que expresó que votará por Alberto Fernández, y hasta se reunió con él en su paso por Rosario. Otros partidos aliados del Frente Progresista también se manifestaron en el mismo sentido. Luego del 10 de diciembre habrá necesarias reconfiguraciones en ambos espacios. La elección de hoy marcará a fuego el rumbo de la política santafesina por los próximos cuatro años.
*Nicolás Maggi es corresponsal de El Destape en Santa Fe.