Entre los resultados de la primaria santafesina, el domingo pasado, un dato pasó inadvertido en las tapas de los diarios. El radical Pablo Javkin ganó la interna del Frente Cívico para ser candidato a intendente de Rosario, derrotando a Verónica Irizar, del Partido Socialista. En consecuencia, a partir de diciembre y por primera vez desde 1989, no habrá un socialista al frente de la tercera ciudad más grande del país.
En Córdoba capital, la segunda más grande, la ruptura de la alianza Cambiemos abrió las puertas a un triunfo del candidato peronista, Martín Llaryora, desplazando al radicalismo, que gobierna desde hace ocho años. La UCR también tendrá dificultades para mantener la intendencia de Santa Fe, que gobierna desde 2007: en las PASO quedó más de veinte puntos abajo del outsider (afiliado al socialismo) Emilio Jatón.
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Se trata de casos diferentes, con particularidades en cada distrito, pero resulta evidente que el comportamiento electoral en los grandes conglomerados urbanos de la zona núcleo del país está virando. El fenómeno enciende una alarma en la Casa Rosada, donde saben que las chances de un triunfo en los comicios de octubre pasan por una buena performance en el electorado de las principales ciudades, que los acompañó mayoritariamente en 2015 y 2017.
Esta tendencia también pone en riesgo la hegemonía PRO en la ciudad de Buenos Aires, que no es una excepción en el mapa nacional. Como informó El Destape en su momento, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta maneja encuestas que le muestran un escenario complicado para ganar la segunda vueltaen caso que deba enfrentar a cualquier candidato no kirchnerista. Ese panorama no cambió en las últimas semanas, sino que se acentuó.
En el interior de la provincia de Buenos Aires los sondeos pronostican resultados abiertos en ciudades como La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca, bastiones en los que Cambiemos cimentó sus triunfos en las últimas dos elecciones. Repetir buenas performances en esos centros urbanos será clave para el oficialismo si quiere contrarrestar los votos peronistas del conurbano. Al parecer, no será una tarea sencilla.