Elecciones 2015: Scioli con el apoyo de gobernadores y Randazzo apuesta por la militancia

14 de marzo, 2015 | 19.12
Los primeros cierres de listas de 2015 pueden dar una pista de las cuestiones que aún tienen que resolverse en el oficialismo. Las pujas que se vieron en Mendoza y Ciudad de Buenos Aires muestran una tensión entre lo que podría llamarse el PJ tradicional y el kirchnerismo puro/La Cámpora. En ambas la cuestión quedó resuelta, aunque dejó algunos heridos en el camino. Por otro lado, mostrarían indicios de los posibles alineamientos detrás de las candidaturas de Daniel Scioli y de Florencio Randazzo.

En Mendoza, el PJ montó un esquema en base a la candidatura a gobernador del senador Adolfo Bermejo y el ministro de Transportes provincial, Diego Martínez Palau. El armado tenía la bendición del gobernador Francisco "Paco" Pérez y de la mayoría de los intendentes peronistas. Es decir, la estructura partidaria. Pérez fue de los primeros gobernadores en expresar su apoyo a la candidatura de Daniel Scioli, lo mismo que el histórico operador peronista y mendocino Juan Carlos "Chueco" Mazzón, autor intelectual de este entramado.

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El kirchnerismo puro/La Cámpora entendió que el esquema no tenía mucho de kirchnerista. Pidió un lugar destacado –al menos la vicegobernación- para el diputado K Guillermo Carmona y espacios en las listas para la tropa propia. En el PJ mendocino no lo aceptaron y Carmona terminó armando su propia lista para competir en las PASO. Como daño colateral, Mazzón fue despedido de la oficina que ocupaba desde hacía añares en un recoveco de la Casa Rosada y la Presidenta ni le dirigió la palabra a Paco Pérez en una teleconferencia con Mendoza la semana pasada.

En la Ciudad de Buenos Aires, en cambio, el kirchnerismo llegó a un acuerdo con el PJ pero quedaron afuera sectores progresistas aliados. Hubo un intento de acotar las PASO a tres, a lo sumo cuatro, precandidatos a jefe de gobierno y que todos apoyaran la misma lista de candidatos a legisladores que encabezaría el ministro Carlos Tomada. Una de las postulaciones que cayó fue la del sciolista Gustavo Marangoni por una confluencia de motivos. Es cierto que hubo una sugerencia desde la Rosada para que se bajara, pero también Scioli temía que su representante hiciera un mal papel, lo que hubiera sido un pésimo arranque del año electoral justo en el distrito en el que construyó su carrera política hasta el día que Néstor Kirchner se enteró que había vivido en Ramos Mejía. En cambio, Carlos Heller y Aníbal Ibarra no sólo no bajaron sus candidaturas sino que, junto al referente del Movimiento Evita Jorge Taiana, armaron su propia lista de legisladores.

A diferencia de lo que sucedió en Mendoza, en estos sectores acusaron a La Cámpora de apoyarse en PJ tradicional, no siempre progresista. Señalan a la cuarta candidata de la lista de Tomada, Silvia Gottero, esposa del sindicalista Roberto Digón. "Víctor Santa María utilizó su espacio para arreglar la interna de Boca", decía un representante del sector "díscolo". Santa María, titular del PJ Capital, junto al camporista Santiago Carreras buscan desbancar de la presidencia de Boca al macrista Daniel Angelici. Aseguran que fue Cristina Kirchner quien dio personalmente el visto bueno para la presentación de Heller e Ibarra con armado propio, porque los camporistas no estaban muy convencidos.

Los cierres de lista del peronismo nunca fueron un juego de niñas. Y en estos dos casos, al fin de cuentas, la sangre no llegó al río. Con todo, muestra las dificultades que pueden surgir cuando empiecen a definirse las candidaturas nacionales, especialmente si se apunta a listas únicas para diputados. La división entre PJ y el kirchnerismo puro empieza a adivinarse en los alineamientos detrás de Scioli y Randazzo. La mayoría de los gobernadores del FpV ya mostraron su preferencia por su par bonaerense, mientras que la apuesta del ministro del Interior y Transporte es ganarse la simpatía de los sectores militantes. En ese escenario, algunos ya evalúan posibles vetos y rupturas. Lo cierto es que durante todos estos años, aunque siempre mucho se especula, la Presidenta nunca avaló locuras.

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