Sergio Massa transita su peor momento. Mientras su intención de voto en las encuestas cae por un tobogán sin piso, su candidato en la Ciudad le reprocha no haberlo apoyado más y los dirigentes que lo acompañaron en 2013 lo abandonan para regresar al Frente para la Victoria o saltar al PRO, el líder del Frente Renovador decidió jugar una carta fuerte y anunciar el acuerdo con el gobernador cordobés José Manuel De la Sota dos días antes de su lanzamiento oficial como precandidato a la presidencia.
Sin embargo el anuncio, que tuvo lugar ayer en Villa Carlos Paz, tuvo un escaso rebote en los medios de comunicación, que prácticamente no se hicieron eco de la noticia. Los diarios de hoy (y ni siquiera todos) le dieron un pequeño espacio en sus tapas y en las radios la referencia al acuerdo apenas fue en las preguntas que les hicieron a los entrevistados, muchos de los cuales lo cuestionaron o incluso le restaron importancia.
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Como si fuera poco, el diario Clarín reveló que en el libro que escribió el gobernador cordobés, Quiero y puedo, hay un capítulo entero dedicado al tigrense (el número 24) llamado "Massa, con dios y con el diablo" en el que fustiga las decisiones tomadas por Massa en el último tiempo. Allí señala, por ejemplo, que apela a "lugares comunes" en su campaña, considera que sus opiniones son "mensajes para la tribuna sin la más mínima profundidad" y asegura que no expone "ni una idea" de cómo solucionar los problemas que enumera, como la inseguridad, el narcotráfico y la inflación.
"Puedo entender la necesidad de conseguir votos. Pero no puedo justificar que dirigentes políticos que se creen con la capacidad para ser presidentes, le digan a la gente solo lo que -supuestamente- la gente quiere escuchar", dispara sin filtro el gobernador, que no conforme con eso repasa el pasado de Massa en la UCeDé y la alianza de este partido con el menemismo.
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