Elecciones 2015: ¿Cómo hizo Scioli para alinear al kirchnerismo duro detrás de su candidatura?

11 de julio, 2015 | 19.09

Daniel Scioli consiguió lo más difícil: alinear al kirchnerismo duro detrás de su candidatura. Algo que hasta hace poco muchos –incluyendo gente cercana a la Presidenta- ponía en duda. No le salió barato. Puso a disposición el segundo lugar en la fórmula y posiciones destacadas en la lista de diputados en varios distritos importantes del país.

Pero lo que cuesta, vale: hoy no hay dirigente del Frente para la Victoria que no dedique largos párrafos a elogiar la "síntesis" que representa la boleta Scioli-Zannini. Alcanzado este primer objetivo, el gobernador bonaerense ya encaró el siguiente, más ambicioso aún: la reunificación del peronismo bajo su liderazgo.

Scioli suele comentar que él se lleva bien con todo el mundo. Para el kirchnerismo, donde la confrontación ha sido el motor de su identidad política, eso muchas veces fue motivo de críticas. Por ejemplo, cuando el gobernador se excedió en sus ganas de agradar y dio el paso en falso de asistir a un evento del Grupo Clarín durante la temporada veraniega en Mar del Plata. O la vez que se mostró jugando un partido de fútbol con Mauricio Macri.

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Ya con el olfato más entrenado acerca de hasta dónde puede estirar la soga, Scioli planea transformar en beneficio eso que algunos ven como un defecto. Mucho le va a facilitar el camino conseguir un buen resultado electoral en las primarias, pero la tarea podrá completarla recién si llega a la Casa Rosada.

El domingo pasado, el mismo de la primera vuelta en la Ciudad de Buenos Aires, Scioli viajó a La Rioja para festejar el único triunfo del oficialismo de la jornada, pero no perdió de vista lo que sucedía con los peronistas en el resto del país. Llamó a Juan Schiaretti para saludarlo por su triunfo en Córdoba y se comunicó con Carlos Verna por su victoria en las primarias del peronismo en La Pampa.

En este último caso lo hizo a través de Rafael Folonier, el ex asesor de Cristina Kirchner en materia internacional que fue despedido de la Casa Rosada curiosamente por saltar demasiado pronto hacia las filas del sciolismo. Folonier supo trabajar durante años junto al ex gobernador pampeano Rubén Marín, que para esta elección formó alianza con Verna. Gracias a esa relación, Scioli tuvo un delegado en el búnker ganador y ninguno en el de Fabián Bruna, el rival interno que defendía los colores del kirchnerismo.

"Cosas como esas ahora se van a empezar a ver seguido. Daniel nunca ocultó su intención de unir al peronismo y para conseguirlo hay que tirar líneas con los que hoy están afuera, no hay misterios", explicaba un vocero. También el sindicalismo peronista está a la expectativa de una época de mayor protagonismo y, por qué no, de la vuelta a la CGT única.

A la luz de los últimos cruces entre Antonio Caló –que acaba de lanzar la mesa sindical Scioli 2015- y los Moyano parece difícil. Pero en el entorno del gobernador recuerdan el diálogo fluido que mantenía hasta hace unos meses con Facundo Moyano –hoy candidato a diputado de Sergio Massa-, el más político de la familia.

Quienes lo tratan a diario aseguran que Scioli no es de olvidarse fácil de las cosas que le dicen. "Él se acuerda de todo, especialmente de los que durante estos años lo menospreciaron", aseguraba un dirigente que lo conoce bien. Sin embargo, el gobernador bonaerense está dispuesto a hacer como que no se acuerda de nada con tal de recrear el mito de la unidad peronista, esta vez bajo su conducción. El riesgo, como alguna vez lo sufrió el propio Perón, sería volver a la división interna entre un ala juvenil de izquierda y una derecha ligada a la ortodoxia sindical.

"Eso pasó en otra época, el peronismo aprendió la lección. Puede haber tironeos, claro, seguro los va a haber. Pero nadie mejor que Daniel para mantener el equilibrio", sostenía el vocero.