Luego de un breve paréntesis, con Tucumán vuelven los domingos de elecciones y, en paralelo, los candidatos presidenciales retomarán sus campañas a dos meses de los comicios nacionales. Los objetivos son diferentes, las posibilidades de alcanzarlos también.
Daniel Scioli espera festejar un triunfo junto al gobernador José Alperovich y el candidato Juan Manzur. Tucumán fue otra de esas provincias en las que se pronosticaba una elección pareja y en la que finalmente el Frente para la Victoria se impuso con autoridad en las PASO. Scioli superó por 17 puntos a toda la oposición que ahora irá unida detrás de la candidatura del radical José Cano. La única duda pasa por saber por cuánto le aportará a Cano el sector del peronismo disidente que responde al intendente capitalino Domingo Amaya.
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La foto del festejo –eso espera- será para Scioli la mejor manera de retomar la iniciativa luego de la victoria en las PASO y la gaffe posterior del viaje a Italia y las inundaciones. Ya el acto que encabezó el miércoles pasado como cierre de campaña en la provincia, lo mostró a la cabeza de un nutrido grupo de gobernadores del peronismo, postal que espera repetir este domingo y en las elecciones del 20 de septiembre en Chaco.
En el comando de campaña de Scioli entienden que uno de los datos fundamentales para un posible triunfo en primera vuelta es que el peronismo se muestre unido detrás de la candidatura presidencial. Aunque no disimulan que les gustaría tener un papel más protagónico en la campaña, especialmente teniendo en cuenta los resultados conseguidos en las primarias en el interior, los gobernadores apoyan a Scioli sin fisuras.
En cuanto a la provincia de Buenos Aires, terreno que resultará decisivo para la diferencia final, al menos en lo público, consiguieron sanar las heridas que dejaron las primarias. Scioli encabezó dos actos junto a Aníbal Fernández y lo elogió en público. Julián Domínguez también reapareció en escena y prometió colaborar en todo lo que haga falta para la campaña bonaerense. El millón y medio de votos que el presidente de la Cámara de Diputados sacó en la interna es el gran objetivo de las fuerzas opositoras y sumarlo era prioridad.
Un poco más complicado parecería unir los ánimos en los municipios, en algunos casos permanece la tensión. El intendente de Moreno, Mariano West, hizo punta al reunirse con Scioli y asegurar que haría campaña junto a su vencedor, el camporista Walter Festa. Esperan que otros intendentes imiten su actitud. "Para arrancar es fundamental que no se nos escape ni un voto nuestro. Por eso es necesario tener a todos adentro. Desde ese piso hay que empezar a buscar los votos que no nos eligieron en las primarias", explicaba un dirigente sciolista. El objetivo es sumar al menos cinco puntos la elección en el territorio en el que gobierna Scioli desde hace ocho años.
Los objetivos de Macri son similares. Tiene expectativas de, al menos, una elección muy pareja en Tucumán, aunque hasta ahora el aporte radical ha sido decepcionante. El jefe de gobierno porteño terminará el domingo unas breves vacaciones en el sur, tomadas luego de haber criticado tanto a Scioli por haber viajado.
En su entorno hablan de los que se vienen como 30 días claves para decidir la estrategia final para el 25 de octubre. Para entonces, las encuestas establecerán a las claras las posibilidades reales que tiene Macri de llegar al ballotage. Si verá si después de las PASO creció más él como mejor candidato opositor o Scioli como el más factible ganador. Si los resultados no son los esperados, entonces quedarán abiertas todas las posibilidades para una negociación con el UNA de Sergio Massa.
Los términos sólo podrán conocerse entonces. La apuesta del macrismo es que la polarización haga su trabajo y que los intendentes que forman parte del massismo empiecen a repartir por las suyas la boleta con la fórmula presidencial de Cambiemos para salvar el municipio. La otra preocupación está en el norte del país, donde los resultados fueron muy flojos. Van a pedir más esfuerzos a los radicales. Además, en el comando macrista planean que Gabriela Michetti se instale allá durante las próximas semanas. La estrategia de Durán Barba de una fórmula pura y porteña ahora muestra sus limitaciones.