Nadie quiere hablar del nacimiento de una interna, sería muy prematuro. Prefieren considerarlo "un reacomodamiento lógico" de cara al cierre de un ciclo político y el inicio de uno nuevo, emparentado, pero no igual. El hecho visible fue el acto que organizaron los gobernadores justicialistas la semana pasada en Parque Norte para hacer una pequeña demostración de fuerza y unidad en apoyo a la fórmula Daniel Scioli-Carlos Zannini.
Una manera de recordar quiénes son los dueños de los votos en el interior y que esperan ser tenidos en cuenta en la futura gestión. "No hace ni falta que lo mencionen, el gabinete de Scioli tendrá el federalismo como rasgo distintivo", adelantan en el equipo del gobernador bonaerense.
Hubo quienes quisieron presentar el encuentro del Instituto Gestar como un acto contra La Cámpora, pero los gobernadores se apresuraron a desbaratar esa lectura. Incluso invitaron al secretario general de la Presidencia y primer candidato a diputado bonaerense, Eduardo "Wado" De Pedro, -a quien podría considerarse como el más pejotista de los camporistas- aunque prefirió no participar. Entre los dirigentes de la rama juvenil sólo estuvieron quienes se presentan como candidatos a intendente como Matías Molle, de San Fernando, o Diego "Chapu" Barrale, de San Vicente.
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La sensación que recorrió a los dirigentes peronistas sentados en el recinto de Parque Norte fue "acá estamos". Lo mismo puede decirse del acto que el candidato presidencial encabezó el jueves con la mesa sindical que lo respalda, que incluye a la CGT de Antonio Caló y varios gremios alineados con el camionero Hugo Moyano.
Ya a esta altura pueden distinguirse las diferencias de estilo entre el kirchnerismo saliente y el sciolismo que busca reemplazarlo. Las de Néstor y Cristina Kirchner fueron conducciones verticales, donde las decisiones finales –por lo general, inapelables- se discutían dentro de un pequeño grupo. Scioli mantiene la conducción única pero en un estilo más horizontal y remite al peronismo original. Un movimiento sostenido por sus tres vertientes: el partido, la rama sindical y la militancia juvenil, a las que podría agregarse los movimientos sociales y agrupaciones de derechos humanos.
Y estas vertientes buscando ganar visibilidad para ser tenidas en cuenta al momento de la asignación de espacios de poder. El deseo de Scioli de conseguir el apoyo del kirchnerismo duro le permitió a La Cámpora conseguir lugares de preponderancia en las listas de diputados sin que a ningún otro sector se le ocurriera hacer un planteo. De ahora en adelante, tal vez las cosas no sucedan de la misma manera.
Los gobernadores piensan el futuro gobierno como un lugar donde van a ser más escuchados, encabezado por Scioli, al fin, el gobernador de la provincia más grande. Tampoco pierden de vista la reestructuración del PJ, para el que el salteño Juan Manuel Urtubey –joven y con proyección nacional- asome como posible presidente. Urtubey es de los que ha empezado a poner en duda eso que Cristina Kirchner seguirá siendo la líder del oficialismo aún con Scioli en la Casa Rosada. "Eso va a depender mucho de lo que haga Scioli como presidente", analiza un dirigente cercano al gobernador de Salta.
Y Scioli está convencido de poder contener a todos. La idea de un gabinete "a la brasilera", más amplio, potencia la posibilidad de repartir ministerios entre los distintos sectores para que todos sientan que forman parte del "proyecto". Un representante de los intendentes para el ministerio de Ciudades y Territorios, a los organismos el de Derechos Humanos, los gobernadores recuperarían Interior del que volvería a separarse Transporte, para los movimientos sociales –representados por el Movimiento Evita- el ministerio de la Economía Popular, los gremios serán escuchados para designar al nuevo ministro de Trabajo y todavía hay que imaginar más anuncios por delante.
Al kirchnerismo su manejo centralizado de poder le dio un resultado extraordinario. Se podría decir que ningún presidente llegó al final del mandato con el manejo del escenario que lo está haciendo Cristina Kirchner, pero en el sciolismo creen que ahora debe iniciar una nueva etapa que incluya también a otros actores. Habrá que ver cómo resulta.