A los efectos de la legitimidad de un gobierno, ganar un balotaje por 15 puntos o 2,8 da lo mismo. Pero lo estrecho de la diferencia del resultado entre Mauricio Macriy Daniel Sciolisirvió para congelar la interna salvaje que algunos ya imaginaban en el peronismo. Quienes tenían los cubiertos preparados para sacar tajada en el pase de facturas, tuvieron que guardarlos en el cajón a la espera de una nueva oportunidad. Si hay cambios, serán graduales. Y todo pinta que tanto Cristina Kirchner como Scioli seguirán siendo parte de lo que vendrá.
Una diferencia de 700 mil votos a nivel nacional no es ningún desastre. Por menos de lo esperado, pero Scioli ganó en la provincia de Buenos Aires. Dos argumentos que se esgrimirían para correr de la cancha a la Presidenta y el gobernador bonaerense quedaron fueran del menú. El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, que busca presentarse como la cara de un peronismo renovado y acorde a la etapa que se inicia, de repente se encontró falto de argumentos que justifiquen ese nuevo rumbo. "Él quiere hacer un peronismo parecido al PRO. De centroderecha, más dialoguista y amigo de los medios y grupos concentrados. Pero después de las elecciones quedó medio solo. Lo mejor para el peronismo es diferenciarse, no imitar al macrismo", comentaba un dirigente kirchnerista.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
De más está aclarar que lo mismo corre para Sergio Massa y José Manuel de la Sota, a quienes además responsabilizan por la derrota de Scioli dada la diferencia que Macri consiguió en Córdoba. "Quienes hicieron perder al peronismo no pueden ser quienes encabecen su reconstrucción", agregaba el dirigente. De hecho, desde el domingo electoral, Massa y De la Sota no volvieron a referirse al peronismo.
La Presidenta encabezó reuniones en Olivos con los bloques de diputados y senadores del Frente para la Victoria. Los participantes comentaron que estuvo simpática y que habló de lo que vendrá. Entre otras cosas, como era de suponer, adelantó que no estaba en sus planes postularse para conducir al Partido Justicialista en la interna que debe realizarse en mayo. A Cristina nunca le atrajo meterse en el barro de la interna, menos sentido tendría ahora, luego de ocho años como presidenta. Más lógico sería que ella se resguarde como la líder nacional del movimiento y coloque al frente del PJ a alguien de su confianza como, por ejemplo, Scioli, a quien todos reconocen el trabajo que hizo poniéndose la campaña electoral al hombro hasta casi dar vuelta el resultado.
El quórum alcanzado en la última sesión en Diputados mostró que, salvo alguna mínima deserción, la Presidenta mantendrá la tropa alineada hasta el último día. Un hecho inédito en el país. Ahora habrá que ver si, una vez que deje la Casa Rosada, continúa manteniendo el mismo ascendiente.
Una prueba será si Juliana Di Tullio resulta reelecta como jefa del bloque de Diputados (si no camina existe la posibilidad de que vaya Héctor Recalde) y Ricardo Echegaray pasa de la AFIP a la AGN, tal como ella manifestó que era su deseo. Todo indica que de nuevo le van a hacer caso. Para adelante, la figura de la Presidenta dependerá en buena medida de cómo le vaya al gobierno entrante. Si Macri consigue una buena aceptación, probablemente el tiempo de Cristina sea el pasado. Pero si Macri sufre complicaciones –el verano apunta movido-, la ya ex presidenta se convertirá en un referente insoslayable. "Por eso, hay que esperar para saber qué sucederá con el peronismo. Los que creían que el 11 de diciembre empezaba la sucesión, se equivocaron. El kirchnerismo no terminó", analizaba el dirigente cercano a la Presidenta.