El presidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont, se presentó ante el parlamento regional por primera vez desde el referendo ilegal del 1 de octubre y decidió abrir el diálogo con Madrid “para llegar a una solución” con el Gobierno español.
En su discurso, el primer mandatario aseguró que la consulta otorgó el mandato para que "Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república" pero propuso suspenderlo para buscar un proceso de diálogo en el que Europa esté involucrada.
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Asimismo, afirmó que no tiene "nada contra España", pero apuntó que la relación es "insostenible", después de "años de agravios" por parte de las autoridades españolas.
Recordó que durante mucho tiempo reclamó un referéndum acordado como el celebrado en Escocia pero se siempre se encontró con "una negativa radical y absoluta" del Gobierno español.
Entre los agravios mencionó lo que considera "menosprecio" a la lengua y la cultura catalanas, la falta de inversiones y la decisión del Tribunal Constitucional en 2010 de recortar el Estatut (norma básica en Cataluña) que había sido aprobado en consulta popular unos años antes.
También, Puigdemont aseguró que Cataluña "es un asunto europeo" y se comprometió a "desescalar la tensión" generada por ese referéndum.
En el referendo del 1 de octubre, marcado por la violencia policial para impedir el voto en determinados colegios, solo un 43% de los 5,3 millones de electores potenciales participaron, un 90% a favor de la secesión.
En juego está el futuro de un territorio estratégico para España, con una superficie similar a la de Bélgica, con un 16% de su población y un 19% de su Producto Interior Bruto. Y desde Madrid, no piensan quedarse con los brazos cruzados.