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Para el caso concreto del tomate, en estos meses se realiza un cambio de la zona de producción. Mientras que en el verano proviene de Mar del Plata, La Plata, lo que los operadores mayoristas llaman "el sur"; ahora el fruto se produce en el norte del país. "Es cierto que a partir de estos días el costo incluye más flete y es más caro el envase, pero (este aumento) tenemos que atribuirlo a los problemas climáticos", dijo a este medio el presidente de la Cámara de Operadores Mayoristas Frutihortícolas (Comafru), Fabián Zeta.
Lo cierto es que "el cajón de 20 kilos cuesta de 100 a 230 pesos (según la calidad, en condiciones normales de producción)", señala Zeta, pero el kilo en las verdulerías está lejos de los 12 pesos. Según la cooperativa Consumidores Libres, que realiza un relevamiento de precios de la canasta quincenal, el tomate redondo promedia los 20 pesos esta semana, y es uno de los productos que más subas acumula desde enero de este año, junto con la merluza.
Es verdad que estos días el tomate sufrió variables que impulsaron su precio, pero "esta semana se está vendiendo a 300 pesos el cajón de 18 kilos (a las verdulerías), y 230 pesos por el cajón recibió el productor", advirtió a este medio Luis Bres, productor de tomates de la cuenca de Santa Lucía, en Corrientes.
En las verdulerías de los barrios de Palermo, Villa Crespo, Paternal, y Caballito el tomate redondo no baja de los 30 pesos el kilo, y el perita vende entre 50 y 60 pesos, según un relevamiento de El Destape. La merma transitoria en los volúmenes de ingreso de tomate a los centros de comercialización, y el sostenimiento de la demanda son una mezcla explosiva, por eso el Mercado Central destacó que "existe una excelente provisión del resto de los treinta y cinco productos frutihortícolas que integran la canasta básica", en un comunicado de prensa. Es que la participación de la demanda es una parte importante para la convalidación de la suba de precios, como siempre se repite en estos casos.
"En marzo, abril, y mayo hubo mucha lluvia en Salta, entonces se produjo poco tomate. En Corrientes no, pero (la provincia) no puede abastecer al mercado nacional, y es un producto muy perecedero", explicó Bres. Sin embargo, "el productor hoy recibe del Mercado Central 8 pesos por kilo, y el consumidor está pagando 40. Hay un estrés muy grande entre lo que el productor recibe y lo que se paga en las verdulerías. Igual generalmente es el doble la diferencia siempre, y eso afecta al consumo", siguió.
No obstante, el productor correntino no pudo decir quién es el beneficiado. "Tal vez eso pasa porque la cadena se encarece. El tomate tiene precios muy dispares, tampoco uno puede meterse en el negocio del otro. Pero no hay especulación, es oferta y demanda, con un producto tan perecedero no se puede especular", dijo.
Sin embargo, Bres advirtió que el cambio en el negocio minorista sería una causa de la remarcación: "Antes estaban las ofertas que proponían las ferias, ahora no se vende por volúmenes. Un ejemplo son los supermercados chinos, que se asocian con una pequeña verdulería y con eso les alcanza (para obtener ganancias). Es el mismo criterio que usan la mayoría de las verdulerías".
En el mismo sentido se expresó Zeta, quien reclamó que esta metodología redujo abruptamente los negocios en el rubro frutihortícola: "Un verdulero vendía hace 10 años atrás, 300 bultos semanales para salvar los gastos, ahora lo pueden hacer con 50 o 60 bultos semanales. El culpable es el oligopolio de los supermercados, y el verdulero se pone por detrás y parece que vende más barato. Esta situación rompió el comercio minorista. Nos falta dinámica de venta porque se remarca mucho, por esta situación cayó un 40% la venta en el Mercado Central".
El tomate, sólo un ejemplo
El panorama no alcanza sólo al tomate, todo el mercado sufre la distorsión en los precios, con el consumidor final como el principal perjudicado, seguido por el productor. "Tenemos el caso de las papas, tampoco es lógico que una bolsa de 25 kilos cueste 40 pesos, con eso no cubren los costos", dijo Zeta. No obstante, en los comercios no existe el kilo de papas a menos de 10 pesos, y ese valor es un tesoro difícil de encontrar en la Ciudad de Buenos Aires.
El presidente de Comafru denuncia que "hay un abuso de remarcación: la lechuga por 10 kilos cuesta 30 pesos, los zapallitos por 18 kilos cuestan 20 pesos", precios que están muy por debajo de lo que encuentra el consumidor en las verdulerías. "Si bajaran los precios todos venderíamos más, y se puede ganar igual. Es el Estado el que tiene que controlar, ojalá intervenga", reflexionó Zeta.
"Necesitamos que los mercados vuelvan a ser formadores de precios. El mercado es el único que hace el control bromatológico, la mercadería de los supermercados viene de quintas que no pasan por acá. Somos un mercado concentrador, pero no como tiene que ser. Alrededor del Mercado Central hay 32 mercados más que hacen lo mismo", reclamó Zeta.