El polémico fiscal Germán Moldes pidió suspender las garantías constitucionales

02 de mayo, 2018 | 11.27

El fiscal del 18F Germán Moldes pidió suspender las garantías constitucionales y generó polémica y repudio. Moldes lo hizo desde un vergonzoso artículo en el diario Clarín, titulado "El "garantismo" y la gente".

Allí el fiscal que fue clave para el Gobierno en la denuncia de Alberto Nisman contra Cristina Kirchner se queja de quienes "velan por la celosa observancia de los derechos que los asisten".

En el peor párrafo de todos, Moldes afirma tenebrosamente: "Esa monstruosa criatura intelectual que se nos presenta bajo el disfraz de “garantismo” no es tal porque, por esa vía, las garantías que consagra nuestra Constitución Nacional dejan de ser resguardos protectores de derechos y libertades y se convierten en trabas insuperables para el ejercicio de la legítima fuerza coercitiva y la autoridad del Estado".

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Cierra esa idea con la frase: "Así lo único que se consigue es facilitar la violencia, la criminalidad, la impunidad y el caos".

El fiscal se quejó de quienes "velan por la celosa observancia de los derechos que los asisten"

Para el final, Moldes escribe: "El “pobre” delincuente, lejos de ser un elemento antisocial o un depredador peligroso, ha sido una víctima acorralada desde la cuna por las rígidas exigencias de una sociedad egoísta e insensible. Por eso, y sólo por eso, no tuvo otra opción de vida que hacer del delito su medio de subsistencia y, en algunos casos según vemos a diario, transmitir generacionalmente su “arte” y su “ciencia” a sus hijos y sus nietos. Hoy ya vemos desfilar por los expedientes dinastías de delincuentes".

"Las garantías que consagra nuestra Constitución Nacional dejan de ser resguardos protectores de derechos y libertades"

Y cierra con: "El discurso falsamente “garantista” ha logrado extender sobre toda la Institución su demagogia instrumental con el peligro siempre latente de que termine sustituida por un espíritu de revancha justiciera o la acción directa por mano propia. Lo que está en juego es la legitimidad de un poder básico del Estado, y resulta doloroso comprobar qué poco han aprendido de sus errores las autoridades encargadas de garantizar su prestigio".

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