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En ese sentido, el medio dice que "un día después de que la ciudadanía votara un nuevo gobierno, las ansias de venganza deben quedar sepultadas de una vez para siempre" y explica por qué "la mentira de los '70" tiene que terminar: "Los trágicos hechos de la década del setenta han sido tamizados por la izquierda ideológicamente comprometida con los grupos terroristas que asesinaron aquí con armas, bombas e integración celular de la que en nada se diferencian quienes provocaron el viernes 13, en París, la conmoción que sacudió al mundo".
"A la sociedad argentina de los años setenta no era necesario explicarle que el aberrante terrorismo de Estado sucedió al pánico social provocado por las matanzas indiscriminadas perpetradas por grupos entrenados para una guerra sucia, a los que el kirchnerismo ha distinguido con la absurda calificación de "juventud maravillosa", prosigue el matutino mientras dice que: "La sociedad dejó aislados a esos "jóvenes idealistas", mientras el terrorismo de Estado los aplastaba con su poder de fuego, sin más salvedades que las de algunas voces aisladas, sin más ley que la de la eficacia de operaciones militares que tenían por objetivo aniquilar al enemigo y sin una moral diferente, en el fondo, que la de los rebeldes a quienes combatían".
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Esta no es la primera vez que La Nación se expresa al respecto. El 16 de agosto, el periódico escribió "Memoria y la reconciliación", el 21 del mismo mes "Reconciliación, indultos y amnistías" y el 24 "Justicia y condena: una frase con sed de venganza". En todas estas oportunidades se revivió la teoría de los dos demonios y se reclamó perdón para los militares, "dejar de perseguirlos". Hoy varios periodistas se enojaron con el medio por la opinión.
En noviembre, la Asociación de Abogados para la Justicia y la Concordia, que se creó en 2009 con el objetivo de conseguir una amnistía general de represores, se mostró entusiasmada por el balotaje y aseguró estar "ante la batalla final". Hace menos de una semana la mansión Seré, el primer centro clandestino recuperado por el kirchnerismo, amaneció con duras pintadas: "El 22 se les acaba el curro".
En 2014, un año antes de ser electo presidente de todos los argentinos, el líder del PRO dijo que con él "se acabaría el curro de los derechos humanos". En campaña, sin embargo, cambió el rumbo: "No habrá ningún cambio, lo que no pasará es que nos creeremos dueños de los DDHH".
Ayer, Macri ganó. La Nación creyó que era suficiente para terminar con los juicios a los militares. Ahora habrá que ver quién gobierna: el Macri que dijo que los DDHH "eran un curro" o el que ahora apela a otros conceptos, pero siempre sabiendo que detrás suyo tendrá un 48,6% que, cuando se trate de derechos humanos, gritará "ese cambio no, no, no".