El mito de la unidad

15 de noviembre, 2014 | 21.16

Por Fernando Cibeira
Especial para "El Destape"

Ya posicionado en lo alto de las encuestas, lo que le preocupa a Daniel Scioli es no cometer errores. Uno de ellos, tal vez el peor, sería hacer algo que lo colocara en la vereda de enfrente del kirchnerismo puro. Para eso, el esfuerzo del gobernador bonaerense y de su entorno está puesto en recrear el mito de la unidad peronista. Como en la publicidad de desodorantes, en el sciolismo siempre hay lugar para uno más. Eso sí, al menos durante la campaña, la unidad será con el discurso del kirchnerismo, al que consideran hoy mayoritario en la sociedad.

El problema es que de tan precavido e interesado en no hacer ningún movimiento que enoje a la Presidenta, tal vez desdibuja el rol que debería ejercer a esta altura quien es el principal candidato a ocupar la Casa Rosada en 2015. Es un candidato que recorre –un poco tímidamente- el país, pero no arma una estructura propia. El sciolismo es hoy algunos funcionarios dispersos.

"Scioli nos debería convocar y explicarnos su proyecto, mostrar liderazgo, pero no lo hace", decía días atrás un gobernador enrolado en el kirchnerismo. Él había compartido una recorrida en su provincia con Scioli y daba testimonio de lo complicado que es conseguir que el bonaerense se defina en el terreno político, aún en la intimidad. "Estábamos comiendo y le preguntábamos qué iba a hacer y salía con cualquier otra cosa. Le decía a uno de sus colaboradores: 'Traeme el Ipad que les quiero mostrar cómo me caí jugando al fútbol'. O nos hacía preguntas sobre lo que estábamos comiendo y se ponía a hablar sobre el aceite de oliva. Él es así, muy macanudo, pero no podés sacarle una definición ni a palos", concluía.

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Con todo, la estrategia de Scioli –y su inalterable buena performance en las encuestas- parece haber conseguido derretir los resquemores del kirchnerismo y son cada vez más notorios los gestos de acercamiento. Las apariciones compartidas con Axel Kicillof, Wado De Pedro y Julián Alvarez fueron la muestra de que algo había cambiado. Ante la sorpresa general, la conducción de La Cámpora arregló rápido una foto con Florencio Randazzo para compensar. Es de manual: las definiciones se van a retrasar todo lo posible.

En el entorno del gobernador reconocen un déficit en materia de iniciativa política, pero aseguran que las cosas llegarán a su tiempo. Hoy no están dadas las condiciones, ni existe el ámbito, para que Scioli reúna, por ejemplo, a los gobernadores que lo apoyan para la Presidencia. "Sería visto como un desafío", comentan. Todo lo contrario, Scioli no quiere desafiar a nadie sino que, de alguna manera, todos se sientan representados por él. Desde el cordobés De la Sota al Movimiento Evita. "La unidad del peronismo", repiten como un mantra.

Lo llamativo es que imaginen que la mentada "unidad" se pueda conseguir con un discurso cada vez más kirchnerista, como viene mostrando Scioli en sus últimas apariciones. El entorno del gobernador está convencido de que la "década ganada" –"recontraganada", dijo Scioli la semana pasada- instaló algunos conceptos que ya fueron aceptados por la mayoría de la sociedad, como la necesidad de un rol preponderante del Estado en la economía y de la importancia de las políticas sociales activas. Que puede comprobarse fácil en los altos índices de aprobación que hoy mantiene el Gobierno en las encuestas. Que, de última, eso ya no es tan trascendente, porque no hay mejor factor de unión en el peronismo que la posibilidad de una victoria en el horizonte.

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