El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) publicó en el Boletín Oficial la Resolución 1515/2019 que modifica drásticamente la Resolución 981/2013 que apoyaba al cine independiente argentino. De forma inmediata y con preocupación, las distribuidoras que se encargan de promover las películas de bajo costo dieron el alerta acerca de la dramática instancia emitiendo un comunicado que permite entender los entramados de la situación. En caso de que el INCAA no retroceda con la nueva legislación, CADICINE confirma el cese de la “actividad de distribución de cine nacional a partir del 1 de enero de 2020”.
“Las modificaciones introducidas por la nueva normativa publicada en el Boletín Oficial van en contra del espíritu de la Resolución 981 y de la Ley de Cine, y eliminan la figura del distribuidor como agente clave para el desarrollo de la industria cinematográfica. El cine nacional acá y en el resto del mundo existe gracias a las leyes de fomento creadas con ese fin”, comienza el comunicado de Cadicine. Es importante mencionar que la Resolución 981/2013 establecía una bonificación para las empresas que distribuyan películas argentinas (al menos la mitad del total de lo que distribuyen en el año, con un mínimo de ocho films). Entre los motivos de aquella decisión, la norma estipulaba que, si se toma en cuenta la incidencia del material nacional en el contexto de la totalidad de estrenos por año, “es indudable que muchos de estos distribuidores no logran amortizar los gastos de lanzamiento”.
La modificación que establece complica a las distribuidoras de cine independiente argentino. Las medidas de esta normativa empezarán a funcionar en enero de 2020. Si la situación no se resuelve en las próximas semanas las empresas aguardan su amargo destino al no contar con los fondos para estrenar las películas independientes (de las 20 distribuidoras de CADICINE, las 7 que distribuyen solo cine nacional se verán dañadas) De esta manera, el terreno lo dominarían "las majors", que son las distribuidoras de tanques comerciales y marketineros.
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Tristemente, los problemas que atraviesa nuestro cine no son nuevos y, sumados al incumplimiento de la cuota de pantalla en las salas de los grandes complejos de cine y al desfinanciamiento a los proyectos a realizar, ponen en acción de lucha a los trabajadores y las trabajadoras de la industria cultural. Es un momento clave para defender la industria de cine argentino, esa que año tras año nos deja material de calidad mientras pelea contra los grandes cañones pochocleros que vienen exterior.