“Vivíamos una fiesta”. La frase con la que Mauricio Macri calificó las últimas siete décadas se ajusta mucho mejor a los tres años de endeudamiento serial que superó los U$S 100.000 millones. Los billetes sirvieron para fondear la fuga de capitales, que alcanzó los U$S 70.000 millones en los tres años y medio del PRO en la Casa Rosada. Ahora se empiezan a pagar los “platos rotos”, con un incremento de casi el 200% de las erogaciones para los intereses de la deuda.
El Gobierno hoy destina el 20,1% del presupuesto para el pago de la deuda externa, según un relevamiento de la Universidad de Avellaneda. El año pasado esta cifra equivalía al 15,1% del gasto total y en 2015 a sólo el 6,2%. El incremento fue del 195% para este rubro desde el inicio de Cambiemos, como consecuencia exclusiva de la política de endeudamiento masivo.
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Los billetes traídos por una puerta se fueron por otra. La salida de capitales fue de U$S 140.000 millones en lo que va de la administración de Macri; de lo cual la mitad se explica directamente por fuga.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, maneja austeridad para todo el resto de los gastos, que sufrieron una variación exactamente opuesta. Las erogaciones para vivienda y urbanismo se derrumbaron 77% en tres años y medio, las destinadas al trabajo 55%, para la educación y cultura 23% y para ciencia y técnica 22%.
El PRO no recorta todos los gastos, sino sólo los que no le generan ganancias a sus empresas o las de sus amigos, ya que los funcionarios de primera línea son dueños o amigo de grandes compañías que se benefician con los bonos argentinos y la devaluación.