Por primera vez en 20 meses, la balanza comercial no sufrió déficit. Esto no estuvo planificado, ya que no se explicó por una mejora en las exportaciones, sino por un desplome aún mayor de las importaciones. El Gobierno sigue sin una estrategia para generar las reservas necesarias para el pago de la deuda, ya que precisaría 133 resultados idénticos para saldar los vencimientos de 2019.
En septiembre, las exportaciones se redujeron 4,8% a U$S 5.013 millones y las importaciones 21,2% a U$S 4.699 millones. El resultado positivo por U$S 314 millones se generó por una caída en las compras de Argentina al mundo de los bienes de capital (- U$S 868 millones) y de los vehículos y bienes de consumo (- U$S 493 millones), además de un incremento de las ventas de combustible y energía (+ U$S 237 millones) por menor consumo interno.
Este cambio en el resultado de la balanza comercial se explicó por el aumento del dólar del 100,5% en lo que va del año, que perjudicó a los importadores y benefició ampliamente a las cerealeras. Sin embargo, las agroexportadoras vendieron U$S 80 millones diarios en la plaza cambiaria mayorista en las últimas semanas, de acuerdo a fuentes del mercado, a la espera de una mayor devaluación.
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La mejora de márgenes de los exportadores por la devaluación y el aumento de la capacidad ociosa por la caída del consumo interno abren la puerta a mayores exportaciones, pero el cierre de mercados por la guerra comercial puede restringir esa posibilidad. Además, “si aumentan las exportaciones, no está claro que vaya a ser suficiente para compensar la caída de la demanda interna causada por las políticas de ajuste, y por ende, que vaya a mejorar el nivel de empleo”, explicaron desde la consultora GSM a El Destape.
Más aún, el verde generado es ínfimo comparado con las necesidades de dólares del Gobierno, lo que demuestra la carencia de un plan de Mauricio Macri para pagar la deuda externa. “El superávit es un efecto secundario positivo de una coyuntura negativa. Es todavía muy poco significativo en relación a los problemas estructurales de la economía argentina”, analizaron. Es que se necesitarían más de 133 septiembres de superávit (de U$S 314 millones) para obtener las divisas necesarias para cubrir los vencimientos de deuda en moneda extranjera del año próximo (U$S 41.800 millones, según el Presupuesto 2019).
El mega endeudamiento de la gestión de Macri no tuvo nunca una visión de futuro, ya que el grueso se utilizó para pagar gastos corrientes y no se planificó un modelo que genere dólares genuinos. Los únicos sectores apalancados por el PRO en estos tres años fueron el agro y la minería, que aportan un ínfimo valor agregado, más allá de que una inclemencia climática fue suficiente para derrumbar cualquier expectativa positiva para este año.
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