El Gobierno de Luis Lacalle Pou llega a Uruguay con una fuerte impronta neoliberal

El blanco Luis Lacalle Pou plasmará un gobierno de coalición junto al colorado Ernesto Talvi, el General Guido Manini Ríos, el Bolsonaro uruguayo, y dos formaciones menores, el Partido Independiente y el Partido de la Gente. Las cinco piezas de la administración están unidas por su adhesión a un programa neoliberal en línea con un Mercosur menos proteccionista

28 de noviembre, 2019 | 21.46

El nuevo presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, necesitó el apoyo de cuatro partidos políticos para vencer por una mínima cantidad de votos al Frente Amplio. Su formación, el Partido Nacional o blanco. como se lo menciona en el argot político, venía formando un matrimonio por conveniencia con la otra referencia tradicional del espectro partidario local, el Partido Colorado, en pos de poder vencer en las urnas a la coalición frenteamplista.

A esa cohabitación forzada fueron uniéndose otros inquilinos en los últimos meses: el General Guido Manini Ríos, que reivindica el Terrorismo de Estado, tanto que a días del balotaje llamó a sus colegas a “erradicar el marxismo del país”, el empresario Edgardo Novick del Partido de la Gente, y el ex frenteamplista moderado Pablo Mieres por el Partido Independiente. Al tratarse de una alianza pentágona, de cinco lados, aunque Novick y Mieres tendrán un papel menor porque han sacado pocos votos en la última elección, la prensa uruguaya y regional etiqueta a la administración entrante del vecino país con una caratula amigable: “Gobierno multicolor”.

Por lo pronto, el nuevo Jefe de Estado se comprometió a premiar con cargos ministeriales a sus socios políticos. En ese sentido el colorado Ernesto Talvi será el próximo Canciller, una designación gravitante para la Argentina porque el probable titular del Palacio San Martín, el bonaerense Felipe Solá, deberá coordinar con él las posiciones comunes en un momento sensible del bloque Mercosur.

En apenas siete días el presidente Jair Bolsonaro será anfitrión de una cumbre mercosureana con aroma a golpe de Estado en la mesa multilateral. A cinco días de la asunción del presidente Alberto Fernández, Bolsonaro plantea reducir drásticamente el arancel externo común, la malla que protege a los países de la Cuenca del Plata de la entrada discriminada de productos industriales subsidiados por los países centrales.

Los otros aspectos significativos del nuevo gabinete presidencial pasan por la unción del blanco Jorge Larrañaga –rival de Lacalle Pou en la interna del Partido Nacional y promotor de un duro plebiscito en materia de seguridad derrotado en las urnas- como ministro del Interior, y la concesión de dos ministerios sociales importantes -Salud Pública más Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente- para la formación ultraderechista Cabildo Abierto.

El hecho de otorgar dos carteras vinculadas a la contención de los más necesitados a un militar con una retórica anticomunista hace pensar que Lacalle Pou decidió posicionar a un halcón de su administración en una ventanilla del Estado con presumibles conflictos. Es decir, si bien los cinco socios difieren en ciertos tópicos, como la agenda de seguridad y la lectura que cada uno hace de los años de plomos, los referentes de la alianza multicolor coinciden en que ha llegado la hora de bajar el gasto público; por lo tanto, es presumible que haya menos fondos para Salud y Vivienda.

Un interesante trabajo académico publicado por los dirigentes frenteamplistas Gabriel Bermúdez y Nicolás Centurión, en un libro titulado “Más allá de los monstruos” –donde el próximo embajador argentino en China Sabino Vaca Narvaja contribuye con un paper a dicha compilación de notas sobre el nuevo escenario regional-, describe algunas notas interesantes del nuevo paisaje de la derecha uruguaya: “Dentro del Partido Nacional, la bancada evangelista está creciendo a paso firme y a punta de dinero se están haciendo lugar en los grandes medios de comunicación".

En su texto, los dirigentes explican: "Siguiendo con los nuevos personajes que han surgido en este último tiempo en el espectro de las derechas uruguayas tenemos a Edgardo Novick. Pretendido outsider, ha estado vinculado a la política desde hace por lo menos 20 años asesorando a distintas figuras del partido Colorado. Por último, en el verano de 2018 se lanzó a la palestra el Movimiento un solo Uruguay, que aglutina pequeños, medianos y grandes productores rurales, pero que en sus ideas solo beneficiarían solo a estos últimos. Por lo descrito, resulta fácil visualizar que la doctrina de la Biblia, Buey y la Bala, la Doctrina BBB, está echando raíces en nuestro país”. Por lo visto, la derecha regional no es solo brasileña.