Entre las perlitas que se pudieron ver en la asamblea legislativa, una de ella fue cuando la flamante vicepresidenta, Cristina Kirchner, no quiso firmar el acta, para que quede asentada la transmisión del mando, con la misma lapicera que utilizó el presidente saliente, Mauricio Macri.
Luego de que Macri firmara el acta correspondiente y se la pasara a su sucesor, Alberto Fernández, la vicepresidenta se negó a tomar la birome cuando la escribana se la quiso alcanzar y le pidió a su secretario de confianza una propia.
Entonces sí, con su lapicera dorada en la mano, firmó el libro oficializando su nuevo rol como vicepresidenta. Todo sucedió en medio de ovaciones y de la marcha peronista.