El fotógrafo de Candelaria Tinelli se encuentra en el ojo de la tormenta por una grave denuncia de amenazas de muerte y extorsión que le hizo su última ex pareja a través de las redes sociales y que llegó a ser viral en menos de un día.
El Destape entrevistó a Azul Amancay Wagata, la denunciante, y a otras dos víctimas del fotógrafo, cuyo verdadero nombre es Bruno Giacco. Las jóvenes debieron tomar decisiones drásticas para salir del calvario.
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Se trata de Max Chinaski, un conocido fotógrafo con tres años de carrera, que tomó relevancia a través de Instagram y Facebook. Cuenta con la peculiaridad de usar solo las viejas cámaras analógicas, que le dan un detalle especial a las fotos.
Por esto, la hija de Marcelo Tinelli, Candela, lo utiliza para sacarse fotos "subidas de tono", que los medios de comunicación levantan a diario. Pero existe un lado oculto de este personaje que salió a la luz en los últimos días.
La modelo Azul Amancay Wagata, que mantuvo recientemente una relación sentimental con el fotógrafo y terminó tras recibir agravios y amenazas de muerte de su parte, hizo públicos a través de las redes los mensajes extorsivos de Giacco tras la ruptura.
Según aseguró la modelo a este medio, Chinaski era adicto a las drogas y el alcohol, y llegó a solicitarle que matara a su ex novia fotógrafa, que él cree le roba fotos.
Inmediatamente, la publicación se catapultó en las redes sociales y en especial en Instagram, donde otras modelos "influencers" compartieron masivamente la denuncia. A las pocas horas, empezaron a aparecer más testimonios sobre viejas parejas y colegas del rubro que denunciaban la violencia de Max Chisnaski.
El Destape se comunicó con dos víctimas de Bruno Giacco y tuvo acceso a las denuncias radicadas ante la Defensoría de la Mujer. Dos ex parejas del fotógrafo, ante de que siquiera incursionara en la imagen, fueron violentamente golpeadas y amenazadas, e incluso debieron abandonar la Ciudad por temor.
"Me pegó en la cabeza una vez, me ahorcaba, me zamarreaba. Me cagó a palos, básicamente", aseguró una de las mujeres, cuya identidad se mantendrá reservada. En su caso, radicó la denuncia cuando Giacco se hizo presente en la puerta de su casa, bajo el efecto de estupefacientes, y tuvo un encontronazo con su padre.
Luego, se radicaría en Estados Unidos, lo que generaría que la defensoría no validara su testimonio vía Skype en el juicio. "Nos tuvimos que mudar de casa, cambiamos los números de teléfono, recibía amenazas de él, de que iba a salir con un cuchillo a darme", reveló la víctima.
La otra denunciante, que salió posteriormente con el fotógrafo, se presentó ante la Justicia luego de que Giacco la encerrara en su casa durante una discusión, la golpeara y la amenazar con matarla y meterla en una bolsa de consorcio.
Al ser del mismo barrio, se vio obligada a irse a vivir a la provincia de Río Negro: "Fui a pedir una orden de restricción y ahí me enteré que me había denunciado él a mi. Decidí dejar todo ahí, rehacer mi vida, dejar a mi familia y amigos", reveló.
Según pudo constatar este medio, Max Chinaski tiene por lo menos dos denuncias ante la Justicia, hechas por ambas mujeres, una de las cuales se encuentra aún en proceso. Sin embargo, con su crecimiento en el ámbito, creció también la cantidad de situaciones donde se encuentra implicado en algún tipo de violencia.
Ante el escrache en las redes sociales, Chinaski sacó un "comunicado" en el que no negó los mensajes extorsivos que le mandó a Azul Amancay Wagata, pero rechazó las denuncias por violencia de género, que este medio tiene en su poder. La propia Candela Tinelli aprobó el descargo en Instagram, donde le dio un "me gusta".
LOS TESTIMONIOS
Azul Amancay Wagata:
Lo primero que me dijo es que era un alcohólico en rehabilitación. Desayunaba tomando, cuando salíamos lo tenía que traer arrastrando. Luego de viajar unos meses afuera por cuestiones familiares, volví y la historia se puso peor. Me insultaba cada vez más, se drogaba cada vez más.
En una sesión de fotos con otros dos modelos, Bruno se deprimió y se tiró al piso, de la nada. Ante la pregunta de qué le pasaba, me respondió que él estaba dispuesto a matar por mi, y que yo debería matar a su ex novia, que él cree le roba fotos.
En cuanto a la fotografía, no me dejaba que me sacara fotos con otros colegas y yo accedía, pero en una oportunidad que acorde una sesión con un fotógrafo que respeto mucho, Bruno me llamó en medio de la sesión al son de que era ‘una puta’, que me regalaba. En ese momento me mentalicé de que la relación estaba terminada, pero me vi obligada a irme de las sesión a buscar mis cosas que estaban en su casa.
Yo seguí con mi vida, pero él seguía llamándome para amenazarme. Que iba a aplastarle la cabeza a mi hermanito de un año, golpear a mi familia, o atentar contra mi. Después subí las amenazas que me hizo a las redes y se calmó. El sin las fotos no es nada y él lo sabe, por lo que se asustó de que lo fuera a denunciar.
Víctima 1
Empecé a salir con Bruno en 2011, yo tenía 20 años. Con solo dos meses de relación, él empezó a ser violento. Aún así, se la dejé pasar, era una nena y no entendía. Para mi la vida empezaba y terminaba en él. Era muy engatusador, me mandaba mails escribiendo que lo perdone.
La realidad es que me cagó a palos, básicamente y encima en su casa, donde su familia estaba presente. Ellos escuchaban los gritos, la hermana nos separaba, la familia estaba ajena a toda la situación. La violencia era continua. Comenzó por partirme el teléfono. Me pegó en la cabeza una vez, me ahorcaba, me zamarreaba, él estaba mal y yo estaba mal. Pasó el tiempo y seguíamos juntos, nos separábamos, volvíamos, él estaba en paralelo con otras mujeres.
"Era muy engatusador, se comportaba mal conmigo pero yo decía 'lo voy a curar, ésta va a ser la ultima vez'.
El punto de crisis fue en una discusión en plena calle. Me agarró y la gente nos separó. Debí hacer la denuncia ese día pero estaba asustada. El límite fue un día que, mientras yo estaba en un asado, vino a buscarme a mi casa. Se había tomado como veinte pastillas de Rivotril y con una botella en la mano. Tocó el timbre, mi papa bajó, lo corrió y se escapó.
Como no estaba golpeada cuando fui a la comisaría, sólo me tomaron la denuncia como "Amenazas". Inmediatamente después, temeroso, empezó a mandarme mensajes. No lo vi nunca más. La fiscal que comenzó a tomar el caso. Le hice la denuncia en la Fiscalía de la mujer. Tomó tiempo, le tomaron declaraciones y las huellas digitales. Está todo en la Justicia.
Pasado un año, nos tuvimos que mudar de casa, cambiamos los números de teléfono. Recibía amenazas de él de que iba a salir con un cuchillo a darme. Decidí irme a vivir a los Estados Unidos. Pese a que mi abogada me dijo que no me preocupara, pero la defensoría alegó que, como no estaba en el país, no podía dar declaración vía Skype. Todo quedó ahí, pero al año me contactó otra chica: "Bruno decía que eras una enferma, pero ahora te entiendo, acabo de venir de la comisaría", me dijo.
Una vez me ahorcó también, lo perdoné porque estaba borracho.
Víctima 2
Lo conocí hace cuatro años aproximadamente. Siempre fue muy manipulador y juega con tu lado mas débil. Una tarde estábamos en su casa y ya La relación no daba para más. Yo me quería ir y no me dejaba salir de su casa y no era la primera vez que pasaba. No paraba de agredirme verbalmente diciéndome que era una puta, que iba a matar a mi familia. Ante esto, yo lloraba. Intenté agarrar las llaves que él tenía en su mano y me pegó un cabezazo que me dejo tirada en el piso. No supe que hacer, llamaba a mi mamá, en un acto reflejo de la niñez. Ante eso, agarró un cuchillo que tenía cerca y me dijo: "Decile a tu mamá que te venga a buscar en la calle, que te voy a dejar en dos bolsas de consorcio". Yo seguí llorando, sin saber que hacer.
Después de un rato se cansó y me dejó salir. Me fui corriendo y atiné a llevarme su gata, que la maltrataba. Después apareció en mi casa con la hermana y otra chica, las cuales me agredieron físicamente. Llegó la Policía y mi ex novio, que se enteró de la situación. Terminaron detenidos. Después de esa vez, fui a pedir una orden de restricción y me ahí me enteré que me había él denunciado a mi. Decidí, como una boluda, dejar todo ahí, rehacer mi vida, dejar a mi familia y amigos. Me fui al sur, a Río Negro. Él y la familia son de mi barrio, no quería salir a hacer las compras y verle la cara. Son cómplices, un celular y una guitarra que él me rompió, ellos lo ayudaron a desaparecerlas.