El Fondo Monetario Internacional (FMI) le rechazó a Venezuela un pedido de ayuda económica por U$S 5.000 millones para mitigar los impactos del coronavirus. El organismo internacional ofrece préstamos a tasa baja para evitar que se profundice la pandemia y la recesión que la acompañe. Sin embargo, obedeció a Estados Unidos, que intenta bloquear política y económicamente al país por su oposición a su presidente, Nicolás Maduro.
El 15 de mayo, el gobierno venezolano había requerido una facilidad de financiamiento de U$S 5.000 millones del fondo de emergencia del Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR). En una carta, Maduro le precisó a la directora gerenta del Fondo, Kristalina Georgieva, que el dinero sería utilizado para robustecer los sistemas de detección y respuesta del Covid-19.
Dos días después, el organismo multilateral de crédito se negó a considerar la solicitud. Desde el FMI se excusaron con que no existe claridad sobre el reconocimiento oficial del gobierno de Venezuela, un planteo que sólo realiza Estados Unidos por el interés en el petróleo del país caribeño, y los presidentes que gustan congraciarse con Donald Trump.
No hay registros de que el FMI le niegue a un país una línea de auxilio financiero destinada específicamente a combatir desastres humanitarios simplemente para contentar a Estados Unidos. No obstante, el Fondo ha sido tutelado por la mayor economía de norteamérica desde su fundación tras la segunda guerra mundial. El propio préstamo que recibió Mauricio Macri en 2018 fue una prueba irrefutable de ello: el mayor en la historia y con un adelanto de los desembolsos para que Cambiemos reciba el 90% del dinero.
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En el caso argentino, las autoridades de la entidad se excusaron en no involucrarse en las políticas internas para no revisar que la gestión macrista no cumplió con la ley a la hora de pedir el crédito. No sólo no pidió la autorización del Congreso para endeudarse en el exterior, sino que los ministros no recibieron autorización presidencial para firmar el acuerdo, no detallaron por qué se precisaban esos montos exactos ni en qué se utilizarían y, peor aún, tampoco proyectaron cómo se juntarían los dólares necesarios para devolverlos. Estas irregularidades, comprobadas en sede judicial por el Centro Suramericano de Estudios Estratégicos de Integración Financiera (CINFIN), pueden derivar en consecuencias económicas y penales para los responsables.
Si un país no puede controlar el virus, se expandirá al resto apenas se flexibilice el cierre de fronteras. Incluso si los gobiernos de Brasil, Colombia, que responden a Trump, y Guyana se niegan a reabrir sus pasos terrestres, el tráfico marítimo y aéreo será el que lo traslade.
Estados Unidos instó a los presidentes neoliberales de la región para que apoyen su crítica a Venezuela. Para obedecerle crearon el Grupo de Lima en 2017, un organismo de lobby para tomar medidas en contra de Maduro y al que Mauricio Macri se había sumado. Trump insiste en que la Jefatura de Estado la debería ejercer Juan Guaidó, un opositor que no ganó las elecciones y vinculado a quien incendió camiones con ayuda humanitaria en la frontera con Venezuela en marzo del año pasado.