El drama de los wichí en Salta: "Hay más de 120 chicos menores de 3 años muy flaquitos”

Rodolfo Franco vive en el Chaco Salteño hace 8 años. Es médico y está casado con una señora wichí y explica la problemática de la desnutrición que afecta a su comunidad, ubicada a 250 kilómetros de donde se dieron la mayor cantidad de muertes.

16 de febrero, 2020 | 16.10

“Contabilice que hay unos 120 chicos de hasta 3 años flaquitos en mi comunidad. Y de muy bajo peso, 12”, afirma el médico Rodolfo Franco, desde el Chaco Salteño. Y agrega: “De más de 3 años debe haber mil con bajo peso”. 

Rodolfo vive desde hace ocho años en el Chaco Salteño, en Salta, e hizo un relevamiento sobre la situación nutricional de su comunidad. Oriundo de San Fernando (Buenos Aires), las vueltas de la vida lo llevaron a ese destino, donde se casó con una integrante de la comunidad wichí, Anastasia, y formó familia. En la actualidad trabaja en las salitas de dos pueblos de la zona, distanciados por 5 kilómetros entre sí: Misión Chaqueña y Misión Carboncito. En diálogo con El Destape, explicó que la desnutrición es una problemática asentada en la región. Según datos oficiales, en los últimos días se contabilizaron 8 muertes por hambre y hay 32 niños internados por esa problemática. Ninguno pertenece a la zona en la que está Franco sino que ocurrieron unos 250 kilómetros más al norte. El distrito más golpeado es el de Santa Victoria Este donde se produjeron 5 de las 8 muertes, según explicó a este cronista el cacique wichí de aquella comunidad,  Aniceto Mendoza.

En la región en la que está asentado Rodolfo, los wichí tienen parte de sus tierras. “Las usan para sacar madera, hacer artesanías, vender carbón”, cuenta el médico a este medio.

Los registros de desnutrición que hay en la actualidad los elabora el gobierno en base a la información que recaban los agentes sanitarios. Pero, señala Rodolfo, ellos solo miden a los chicos de menos de 3 años. “Si son más grandes, están librados a su suerte. A lo sumo, les regalan leche. Nada más. Es dramático”, relata. 

A la hora de hacer un diagnóstico sobre la situación, este médico interiorizado en el territorio afirma que el gobierno provincial de Juan Manuel Urtubey, que compartió la política de Mauricio Macri, “tiró la toalla unos meses antes de dejar la administración. Y el nuevo mandatario, Gustavo Sáenz, entró como si no hubiera pertenecido a ningún gobierno antes. Tendría que conocer la problemática”. 

Respecto a la polémica en torno a los residentes, confirmó que le sacaron los viáticos. Se trata de los médicos que recién culminaron la carrera y se están especializando. Algunos de ellos viajaban a dar una mano en las zonas más complejas. “Donde estoy yo aparece algún residente. Viene a atender dos o tres veces por semana y después no viene más. Los traslados que tenían antes los cobraban pero ahora Sáenz se los sacó”, explica Franco.

En lo que hace a las muertes por desnutrición que se dieron en la provincia, indica que el año pasado también las hubo “pero no en esta cantidad”.

Para comprender el marco de situación, explica que “la gente acá cobra la Asignación Universal por Hijo, que fue planchada. Hubo una inflación descontrolada. Se quedaron con poca capacidad de compra. El gobierno apoya con harina, arroz y fideos. Entrega alguna lata de arbejas pero nada que alcance. Se acaba rápido. Las familias tienen de 5 chicos para arriba”.

“En mi comunidad contabilicé que tengo 120 chicos de hasta 3 años flaquitos; y con muy bajo peso, 12. De más de 3 años debe haber mil con bajo peso. Es un montón”, dice.

El problema se agudizó por los recortes que realizó la administración provincial. “Llegaban dos veces por semana durante 15 días un médico con un enfermero y un agente sanitario y me ayudaban a atender. Eso dejó de suceder”, explica Rodolfo, en referencia al programa estival, que sufrió cortocicuitos con el cambio de gestión.

Franco también destaca que los wichí tienen “gran avidez de atención médica” en contraposición con lo que pretendió instalar un exministro provincial. “Los wichí tienen muchas falencias en el sistema de salud por eso cuando llega alguien vestido de blanco se acercan”. Y cuenta que llega a atender a 25 personas en su zona: “No paro un minuto. Eso no lo hace nadie acá”.

¿Cómo trabaja en medio del Chaco Salteño? “A la antigua. Con un aparato de presión y un estetoscopio mío. No hay instrumental de nada. Apenas un aparatito para medir azúcar, que funciona a veces. Estas vacaciones, que estuve en Buenos Aires, conseguí una donación”, afirma.

En lo que hace a los remedios, llegan por el plan Remediar: “Los últimos tres años estuve renegando porque tuvimos serios problemas. Ahora eso se normalizó y empezaron a venir bien. Pero hay necesidades. Faltan antibióticos e ibuprofeno para chicos. A veces no tenemos”. Cualquier que tenga hijos chicos sabe lo necesario que es un analgésico cuando empieza a subir la fiebre en un menor. Ni qué acotar respecto a un antibiótico para atacar a la enfermedad.

El problema con el agua

A la desnutrición se suma el difícil acceso al agua potable. Muchos chicos se intoxican con agua y a la mala alimentación se agregan diarreas, lo que complejiza el problema.

“En las casas donde llega, hay agua desde las 10 de la mañana hasta las 7 de la tarde. Pero hay casas donde no llega. Y esas personas tienen que caminar con un carrito largas distancias para conseguirla. Y con eso cocinan y se bañan. Hacen varios viajes en el día”, describe Franco.

Los wichí, narra Rodolfo, tienen la costumbre de no abandonar las casas de sus padres cuando se casan. Viven todos en el mismo terreno por lo que muchas familias están juntas.
 
Ese escenario coincide con la pérdida del monte, es decir, una reducción del espacio habitable. “Los wichí vivían de la caza y la pesca. Pero los ríos están contaminados y casi no quedan animales. A esto se agrega la sojización y los desmontes”, explica el médico que ya es uno más entre los wichí y brinda su conocimiento para paliar la emergencia sanitaria que azota a la región.