A cuatro días de las elecciones, resurgieron de las cenizas los cuadernos de la causa de las fotocopias. Un material que Oscar Centeno aseguró, hace poco más de un año, haber quemado en la parrilla de su casa. Ahora, el periodista Diego Cabot, del ultraoficialista diario La Nación, recibió seis de los ocho libretos que hacen a la causa que llevan adelante el fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadio por presunta corrupción de exfuncionarios kirchneristas.
La abogada Graciana Peñafort publicó el año pasado parte de la declaración de Centeno, ex chofer de Roberto Baratta, por entonces subsecretario de Coordinación y Control de Gestión, donde la incineración de los cuadernos quedó fuera de dudas, según él mismo aseguró.
La declaración fue el 3 de agosto y el chofer contó: "Una tarde de mayo de este año aproximadamente vino mi amigo Miguel Córdoba con su esposa Juana, de quién no recuerdo su apellido, a tomar unos mates. Yo ahí, aprovechando un momento que estaba sólo con Córdoba, le relaté los cuadernos que tenía, donde yo anotaba cosas muy comprometidas y lo que me había hecho Bacigalupo. Y le comenté que los iba a quemar a lo que él me señaló que sería conveniente. Así que me levanté, busqué la caja con los cuadernos, me fui al fondo dónde está el quincho y en la parrilla los rompí uno por uno, los amontoné y los quemé. Me quedé atizando el fuego hasta que se terminaron de quemar".
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Ante la ausencia de los cuadernos reales, un notario certificó las fotocopias de los cuadernos, las cuales proveyó el periodista de La Nación, por lo que su presunta aparición no cambiaría el curso de la investigación. Lo que sí podría hacerlo es la mentira de la cual partió: Centeno declaró haber quemado sus anotaciones y ahora, milagrosamente, aparecieron.
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Centeno aseguró haber registrado, con lujo de detalles, traslado de bolsos con dinero entre ex funcionarios kirchneristas. Destinos, montos, tiempos de permanencia y nombres anotados de puño y letra en estos cuadernos de los cuales, hasta el momento, sólo había fotocopias.
Cabot contó que los cuadernos le fueron entregados en una reunión express en Núñez, en un bar. Un hombre le dio una bolsa blanca, de papel, con seis de los ocho libros los cuales fueron presentados ante el fiscal Stornelli que, dicho sea de paso, está en rebeldía en la causa que investiga una red de espionaje ilegal y que tramita en el juzgado federal de Dolores.