En plena guerra fría, cuando las relaciones entre Estados Unidos y Cuba tenían una relación irreconciliable, el mandatario de aquel entonces en la isla, Fidel Castro, lanzó una frase que causó carcajadas en los periodistas. "Estados Unidos vendrá a dialogar con nosotros cuando tenga un presidente negro y haya en el mundo un Papa latinoamericano", vaticinó el líder de la revolución que derrocó a Fulgencio Batista.
Esta declaración ocurrió cuando Richard Nixon juraba su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos y la guerra de Vietnam llegaba a su fin. Al regreso de una visita por el país del sudeste asiático, Fidel Castro participaba en una de sus habituales reuniones con la prensa internacional. El periodista Brian Davis, de una agencia inglesa, le preguntó: "¿Cuándo cree usted que se podrán restablecer las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, dos países tan lejanos a pesar de la cercanía geográfica?"
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El líder de la revolución cubana lo miró fijamente y respondió bien alto, para que le escucharan todos los que estaban en la sala. "Estados Unidos vendrá a dialogar con nosotros cuando tenga un presidente negro y haya en el mundo un Papa Latinoamericano". Ninguno de los que estaba en la habitación creyó la predicción de un Castro metido en el papel de Nostradamus.
Esta anécdota la rescató que el periodista y escritor argentino Pedro Jorge Solans en un reciente viaje a la isla caribeña mientras realizaba un reportaje sobre las reabiertas relaciones entre Estados Unidos y Cuba y que publicó en El Diario de Carlos Paz.
Por aquel entonces Nixon era el presidente del país norteamericano y el italiano Pablo VI era el Papa. Nadie pensó que Barack Obama, un hombre negro, podía llegar a ser presidente del país más poderoso del mundo ni que un argentino fuera elegido Sumo Pontífice. Hoy esa utopía es una realidad, y el restablecimiento de las relaciones de esos países, también.
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