Le queda una risa clavada a Mauricio Macri por varios segundos, incluso sigue con esa sonrisa mientras ya habla Alberto Fernández. Es la primera vez que se le descontractura el rostro al Presidente, luego de una hora y cuarenta minutos. Ni la transmisión, la televisión y los streaming lo captaron. La señal a cargo del evento eligió no mostrarlo. No mostrar ese gesto ni ningún otro durante todo el debate.
Los únicos testigos privilegiados de este circo fueron los presentes: unas 400 personas, entre políticos, empresarios, periodistas y referentes sociales adentro del clausurado Paraninfo de la Universidad del Litoral en Santa Fe. Nadie más. Un espacio cerrado negado para los 40 millones de argentinos, que sólo pudieron ver un spot tras otro de cada uno de los seis candidatos a presidente. El debate que no fue debate.
Claro que el cronista que escribe este texto debió ver para creer y chequear que la transmisión había sido tal cual la describieron quienes la vieron. Crónica de una televisación aburrida y solemne.
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Macri serio, con su mirada firme al frente baja apenas la cabeza medio segundo cuando el candidato del Frente de Todos tira su primer golpe, el de Daniel Scioli en primera fila, ese primer impacto que pensó y ejecutó. "Fue nuestro '¿En qué te han convertido, Daniel?' de 2015. Este fue nuestro. Lo más fuerte lo pusimos nosotros", le dirá un altísimo dirigente del Frente de Todos a El Destape en estricto off en medio de la primera pausa dentro del Paraninfo. "Está mal Macri, tiene raro el semblante", afirmará otro político del peronismo a su lado, analizando ese primer tramo, donde Alberto y el Frente de Todos se sintió ganador.
Alberto fue el primero en sentarse apenas se acomodó en el debate. Y también el primero que agarró una birome apenas se ubicó frente al atril y realizó tres, cuatro apuntes.
Del lado derecho de frente al escenario se sentó el conjunto peronista kirchnerista. Del lado izquierdo fue el amarillo cambiemita. Allí, Gabriela Michetti hizo un show aparte. Subía y bajaba la cabeza como un "sí" cada vez que hablaba Macri y llevaba su cabeza de derecha a izquierda haciendo un "no" cuando hablaba Alberto. Se enojaba, bajaba sus cejas, afinaba su nariz y le tocaba la pierna a Hernán Lombardi, que estaba a su lado, cada vez que el canoso ex jefe de Gabinete lanzaba munición pesada contra el Presidente. A esa tertulia silenciosa se le sumaba Guillermo Yanco, el marido de Patricia Bullrich, que estaba detrás de ellos. Y se sumaba a los "repudios" a las frases de Alberto.
El microfoneo del debate no llegó a captar las risas, las pocas risas que hubo. Y el que se puso el traje de Joker fue José Luis Espert. El hombre que con sus frases al límite y su chabacanería sacó carcajadas a más de un empresario de la platea.
Hubo murmullos y soplidos en medio del pedido de minuto de silencio de Nicolás Del Caño por la crisis en Ecuador. También por lo bajo pesares de algún que otro presente contra el candidato por esa decisión.
La quejas se extendieron y crecieron minuto a minuto entre el público por la extensión de facto que se tomaba Juan José Goméz Centurión, que en la mayoría de los veces superó el tiempo estipulado. Como contraparte llamó la atención las pares de veces que Roberto Lavagna, que estuvo poco firme en su discurso, regaló varios segundos.
Juliana Awada y Marcos Peña vivieron el debate juntos en el palco de acceso directo a los candidatos. Arriba de ellos se ubicó el quinteto albertista: Juan Courel, Wado de Pedro, Santiago Cafiero, Cecilia Todesca y Matías Kulfas, en ese orden. La compañera de Macri miraba al techo cada vez que Alberto criticaba duramente al mandatario o esquivaba la mirada hacia el escenario. Tal vez por ese mal trago, pidió un vaso de agua, que le trajeron de inmediato.
Los 5 de Alberto se sumaban al camarín del candidato al final de cada bloque. Allí lo esperaban el referente del PJ Ciudad Juan Manuel Olmos y el vocero de AF, Juan Pablo Biondi. Todos los que terminaron festejando en el video que se dio a conocer tras el debate.
Pegado al sitio donde estaba Alberto detrás de escena estaba Lavagna, con quien el ganador de las PASO compartió más minutos de charla. A Alberto se lo notó muy amistoso con el líder de Consenso Federal: hubo gestos en el escenario, abrazos y palmadas en la espalda al final de cada uno de los bloques.
Uno de los pocos momentos donde Alberto miró a su izquierda fue para asentir una frase contundente de Del Caño sobre el aborto legal. El peronista giró su cabeza, lo miró y asintió mientras hablaba el candidato del Frente de Izquierda. Luego, Fernández daría su punto de vista sobre el aborto, similar al de Del Caño.
Antes del final, Macri muestra notablemente enojado su cara por primera vez ante una frase de Alberto. Se muerde los labios y hace un corto gesto de "no" con la cabeza cuando Alberto le responde al ataque del mandatario contra Kicillof.
La imagen final es el video que dio vueltas por todos los canales de televisión y que la transmisión no mostró ni iba a mostrar. Macri solo, en una punta. Y todos los candidatos en un saludo a Alberto Fernández, en ronda. Lo captó un celular de El Destape. Y las redes sociales hicieron el resto. No hubo más imágenes porque estaba prohibido filmar y sacar fotos mientras hablaban los candidatos. Quedará como único testimonio televisivo estas dos horas de un debate que se transformó en una cadena de spots.