El próximo martes, el Consejo Directivo de la CGT podría definir el segundo paro general durante la era Macri. A pesar de la cautela de la dirigencia sindical, la gravedad de la situación económica ha motivado la discusión de nuevas medidas de fuerza. La apuesta en juego es alta: convalidar o no una caída del salario real mayor al 5%.
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De la tensa calma sindical a la tormenta cambiaria
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El gobierno de Cambiemos se mostraba confiado luego de que los primeros acuerdos paritarios del 2018 se cerrarán dentro de su pauta establecida. Dos de los gremios más grandes, Comercio y Construcción, habían firmado un 15% y un 15,5% respectivamente. La UTA y la UOM también contribuyeron con un 15%.
En verdad, la paritaria “blue” resultaba en porcentajes de aumento anual superiores, entre el 19% y el 20%, debido las revisiones de los acuerdos de 2017 que se hicieron antes de la negociación de este año. Aún así, la pauta de 2018 estaba dentro de los objetivos del gobierno, incluso para el combativo sindicato de Bancarios (15,3% de acuerdo 2018 y 20,8% anual) y entre las paritarias grandes sólo restarían cerrarse la de estatales, donde la amenaza de despidos facilitaría la negociación de un acuerdo a la baja, y la de camioneros, que acabaría por quedar cercada como la única de las paritarias relevantes que peleaba por romper el techo del 15% de acuerdo.
El gobierno podía mostrarse satisfecho con los acuerdos salariales de 2018, firmados luego de la depreciación del 10% del tipo de cambio en Diciembre de 2017 y de los anuncios de quita de subsidios y tarifazos a los servicios públicos. Sin embargo, la corrida cambiaria de mayo cayó como un rayo en el cielo sereno de los acuerdos salariales. Con escenas de pánico cambiario, la pérdida de casi el 10% de reservas del BCRA en una semana y la indecisión para fijar un nivel de equilibrio para el dólar, el escenario de un 2018 “tranquilo” viró rápidamente a la máxima inquietud.
La depreciación acumulada del dólar de un 23% en esos días turbulentos de mayo, dejaron no sólo un dólar a $25, sino también la certeza de que su posterior traslado a precios tornaría inviables los acuerdos salariales negociados para el 2018. Mientras que en el mes de marzo las expectativas de consultoras (generalmente optimistas respecto a la inflación, por otra parte) eran del 20,3% para 2018, según el relevamiento del BCRA, después de la corrida la inflación esperada para el año se ubicaba en un 27,1%.
¿Cuánto perderán los salarios?
De acuerdo con estimaciones del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (ITE), a fines de 2017 los salarios de los trabajadores registrados del sector privado ya habían perdido en promedio un 2,3% de su poder de compra respecto al año 2015. Con las revisiones de acuerdos de 2017 y los acuerdos del 2018, la proyección de inflación previa a la corrida cambiaria dejaba una estimación de pérdida del poder adquisitivo de entre 1,8% y 2,6% adicionales para este año.
Sin embargo, con un dólar a $25, la revisión de la inflación al alza resultaba en una caída del salario real del 5% para 2018, según las mismas proyecciones del ITE. Esto implica una caída del salario real acumulada mayor al 7% en todo el gobierno de Cambiemos, una cifra quizás bastante incómoda ante la inminencia del cronograma electoral del año 2019.
Pequeña zanahoria
Para impedir la reapertura generalizada de paritarias y desarmar el paro general que comenzaba a tejerse entre las organizaciones sindicales, el Gobierno ofreció a la CGT una revisión de las paritarias de 2018 por un 5% en dos cuotas. La medida ya fue oficializada en el Decreto 508/18. En el mejor de los casos, si la inflación no se disparara aún más durante lo que queda del año, el acuerdo podría compensar la pérdida salarial esperada para 2018, manteniendo un salario un 2,3% menor que en 2015. Pero todo contrato tiene su letra chica: si los gremios aceptaran este cierre unilateral de las paritarias con un +5%, todo incremento de precios que supere a la inflación esperada será pérdida salarial.
Pocas horas después de la reunión en la que el Gobierno ofrecía a la CGT esta medida como prenda de negociación para evitar el paro, el Ministro de Hacienda y el Presidente del BCRA dieron a conocer los detalles del acuerdo con el FMI. Dos certezas derivadas del acuerdo podrían hacer que la zanahoria del 5% resulte muy pequeña.
Lo primero es que debido a las elevadas exigencias fiscales los recortes de salarios y despidos de empleados y empleadas del sector público no se detendrán, más allá de lo que ocurra con el sector privado. A esto se suma el mayor ajuste recorte en obra pública que también incide en el empleo de la construcción y servicios.
La segunda revelación es que el FMI ha impuesto el retiro del BCRA del mercado de divisas, poniendo así punto final a la breve política de intervención del tipo de cambio que había marcado la barrera de los $25. Con un mercado ávido por comprar baratos los dólares que el Gobierno pueda traer mediante el acuerdo con el Fondo, no es claro cuánto pueda llegar a durar la estabilidad cambiaria. Si se desataran nuevas tormentas sobre el dólar, rehuir el paro general para aceptar la zanahoria del 5% podría resultar un costo demasiado elevado para la dirigencia sindical.