Casi el 60% de los franceses encuestados por BVA (empresa líder en encuestas) para los medios La Tribune, RTL y Orange apoyan la huelga programada del 5 de diciembre contra la reforma de las pensiones, 49% de ellos votaron a Macron. Frente a este enorme rechazo, Macron propondría a los sindicatos que esta reforma sea aplicada solo a los jóvenes que entrarían próximamente en el mercado laboral. Jóvenes que hoy hacen el esfuerzo de la capacitación inicial y que esta reforma les obligaría a trabajar hasta los 64 años o mas, para recibir una pensión cuyo nivel hoy nadie puede garantizarles. Una reforma por “puntos” que liquidaría los 41 regímenes especiales ligados al trabajo penoso de ciertas categorías y consideradas conquistas históricas de los trabajadores franceses. Una reforma que alienta recurrir a las aseguradoras privadas quienes ya se están frotando las manos por que esta reforma sea votada.
En un intento desesperado por aplacar la crisis social que se avecina con la huelga del 5 de diciembre, el primer ministro Édouard Philippe anunció su intención de recibir a las organizaciones sindicales bilateralmente antes del 5 de diciembre. Si ya no puede evitar una huelga y grandes manifestaciones el 5 de diciembre, el ejecutivo aún espera fracturar el frente sindical, evitar que converjan todas las movilizaciones sociales y que las huelgas duren y continúen.
Sin embargo varios sindicatos decidieron no ir a esas reuniones y esta mañana la CFDT, el principal sindicato proclive a negociar participaría de la huelga del 5. Por ahora han declarado su participación la Unsa, la CGT, FO, Solidaires y la FSU convocando a una huelga prorrogable a la RATP (subtes y omnibus) y la SNCF (trenes), empresas de las que ya surgieron en octubre una serie de movimientos espontáneos, lanzados fuera del marco sindical. Algunos de los maestros los seguirán.
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El gobierno observó con preocupación la marcha de miles de asistentes hospitalarios y enfermeros apoyados por los médicos del jueves 14/11, especialmente de las urgencias, en huelga desde hace mas de nueve meses ante la degradación de los hospitales públicos. El gobierno también le teme a la movilización de los estudiantes quienes ganaron las calles esta semana para protestar contra la precariedad estudiantil, luego de la auto inmolación por el fuego de un joven a quien le quitaron la beca por haber repetido el año por tercera vez. El 8 de noviembre, Anas K., estudiante de 22 años que se prendió fuego en Lyon para denunciar su precariedad y la de otros estudiantes, todavía está en coma artificial.
La represión sigue reventando ojos
Ya van 25. El sábado 16, mientras Manuel de 41 años estaba manifestando pacíficamente en la Place d’Italie, bloqueado como cientos de chalecos amarillos, recibió una granada de gas lacrimógeno en pleno ojo izquierdo mientras conversaba con su esposa y un “street medic”. El 20 de noviembre, presentó una denuncia contra X por "violencia voluntaria cuya consecuencia es una mutilación por parte de una autoridad pública" y contra el prefecto Didier Lallement por "socavar la libertad individual" y "complicidad en violencia voluntaria agravada". Arié Alimi, el abogado de Manuel solicitó el nombramiento de un magistrado.
Según declaró a Mediapart, en el momento de recibir la granada Manuel se refugió con su esposa allí "donde no hubo enfrentamientos". La policía había bloqueado todo el lugar. Estábamos tratando de salir pero tan pronto como nos acercábamos a una salida, nos enviaban gases lacrimógenos. Así que decidimos esperar en un rincón más tranquilo. También estábamos hablando y preguntándonos con un médico de la calle por qué habían elegido bloquearnos en un sitio en obras con herramientas que podrían usarse. Era peligroso y solo tenía un deseo: salir y proteger a mi esposa. "
Con dos hijos a cargo, los 1.200 euros ganados por su esposa Séverine en un geriátrico no serán suficientes. "La policía está disparando a personas pacíficas. Finalmente, ya no tenemos derecho a manifestar con calma como siempre lo he hecho, dice, mientras participaba en el movimiento de los chalecos amarillos para "tener un mayor poder adquisitivo y para el futuro de mis hijos ".
"Proporcionalidad de la fuerza utilizada por la policía" o "defensa legítima" contra "matones": por enésima vez, las acusaciones del ministro del Interior, Christophe Castaner, para justificar la violencia policial se desploman.
El balance de un año de represión es terrorífico:
Estas son la cifras oficiales del Ministerio del Interior al 21.11.2019: 2,448 lesiones, 561 informes presentados ante la IGPN (Inspección general de la policía nacional), 313 investigaciones judiciales, 8 investigaciones administrativas, 23 investigaciones judiciales de la IGGN, (Gendarmería) 212 investigaciones transmitidas a la Fiscalía, 19 071 Disparos LBD, 1,428 granadas de gases lacrimógenos instantáneos, 5,420 granadas de escopeta, 474 gendarmes heridos y 1,268 policías heridos.
Según el periodista David Dufresne, galardonado por su seguimiento de la represión policial durante un año destaca 2 muertos,, 5 manos arrancadas, 25 personas perdieron un ojo y 316 heridos en la cabeza. Su trabajo se ha convertido en una referencia para la ONU, el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo y la prensa francesa e internacional.
Mientras Macron genera falsas discusiones sobre la inmigración fomentando objetivamente la islamofobia y la delación, la nueva doctrina de aplicación de la ley presentada por el Ministerio del Interior consiste principalmente en evitar que se realicen manifestaciones, cortándolas, prohibiéndolas en el último minuto y dejando que algunos “casseurs”, después de haberlos excitado, se dediquen a romper vidrieras e incendiar coches. Consiste en agravar los peligros que corren todos, ciudadanos y policías. Mientras, los medios se dedican a mostrar los desmanes de algunos grupúsculos como los black bloks, amalgamando a todos los chalecos en la violencia desatada. Esto fue particularmente sorprendente el sábado 16 de noviembre de 2019 con motivo del aniversario de los chalecos amarillos. Podemos preguntarnos entonces si el derecho a protestar ya no existe mas en Francia: una de las mayores libertades fundamentales, una de las que generalmente se acepta como un fuerte marcador de la democracia, y que últimamente, de hecho está siendo prohibida por la acción del Estado francés.