El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, había asegurado que tres multinacionales cerrarán sus fábricas y se instalarán en Brasil gracias a las políticas económicas neoliberales, en lo que también dio a entender que las empresas decidieron huir ante la inminente asunción de Alberto Fernández. Las compañías lo desmintieron y el jefe de Estado debió borrar rápidamente su mensaje.
"La planta de motores estadounidense MWM, el gigante automotriz Honda y L'Óreal anunciaron el cierre de sus fábricas en Argentina y su instalación en Brasil. La nueva confiabilidad del inversor llega a generar más empleos y una mayor rotación económica en nuestro país", había tuiteado Bolsonaro temprano esta mañana.
Pero ninguna de las mencionadas tomó decisiones después de las elecciones generales. L'Óreal nunca planteó bajar las persianas. En tanto, MWM había cerrado su planta cordobesa motores diésel en septiembre, mientras que Honda había anunciado en agosto que el año próximo especializará su línea de producción en motos por un cambio de estrategia global. Estos dos casos no tuvieron vínculos con el triunfo del Frente de Todos, sino que fueron consecuencia de la aguda crisis económica que desarrolló Mauricio Macri en el plano local y Bolsonaro en Brasil.
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Ante la afirmación falsa de Bolsonaro, las firmas rechazaron de forma tajante a esta aseveración del mandatario. Incluso desde Honda confirmaron a El Destape que no sólo no cerrarán su planta en el país, sino que mantendrán sus operaciones en Argentina con una especialización. Ahora producen autos y motos en Campana, pero explicaron que, “tal como estaba previsto, a partir de 2020 concentrará su producción en la línea de motocicletas”.
“La división de autos también continuará en el país, pero con modelos provenientes del exterior. De hecho, en el día anunciamos lanzamientos para el mercado local para los próximos meses”, plantearon. Este mediodía, Honda adelantó que incorporará más modelos a su portfolio de automóviles en el país, que apuntarán al segmento de las camionetas. Llegarán en 2020 la renovación de la Honda CR-V y la tercera generación de la Honda Pilot, fabricado en Estados Unidos.
Las automotrices caminan por el abismo que parecía inimaginable diez años atrás. El sector utiliza tan solo un tercio de su capacidad instalada por las escasas ventas, que se hundieron 33,2% interanualmente en octubre. Todo se remonta al derrumbe del poder adquisitivo que generó Cambiemos y las políticas que lo profundizaron de parte de sus ministros de Hacienda, Hernán Lacunza, y de Producción, Dante Sica. Este último funcionario, responsable de la caída en el final del período macrista, había ideado un plan de subsidios a los concesionarios que mejoró marginalmente la comercialización y, encima, casi exclusivamente la de autos importados.