Las crónicas policiales y judiciales vinculadas al mundo del narcotráfico por lo general tienen como protagonistas a los productores, distribuidores y a quienes lavan el dinero proveniente de la cocaína, la sustancia "estrella" del narco de los últimos 40 años.
Sin embargo, en voz baja se ha ido instalando en los últimos años un abanico de sustancias desarrolladas en laboratorios conocidas bajo el nombre genérico de "drogas de diseño". Son el Éxtasis, Popper, Anfetaminas, Quetamina, entre otras, más allá de una amplísima gama de nombres exóticos.
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Distintas dependencias federales y provinciales vinculadas a la lucha contra el narcotráfico confiesan que en algunos casos tienen que correr detrás de las modas y cuentan con poca preparación y equipamiento como para luchar cara a cara contra los mercaderes de estas sustancias de diseño. Además, en algunos casos la legislación no los acompaña porque la composición química cambia casi permanentemente en dichos productos ilegales.
Las drogas de diseño han crecido y se han difundido de tal manera que hoy en centros urbanos como la capital federal para el narco es mucho más rentable y menos riesgoso traficar estas peligrosas pastillas que organizar un tráfico de clorhidrato de cocaína. El dinero se multiplica mucho más fácil con las pastillas.
El flagelo de las drogas de síntesis se ha convertido en un complejo desafío para los próximos años.
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