En su visita del mes de julio a Vaca Muerta, el ministro de Energía, Javier Iguacel, afirmó: "No vemos la necesidad de seguir con esa política de estímulo porque el estímulo ya funcionó, ya dio resultados. Tenemos desarrollos masivos, nos sobra gas en verano (1) y los costos de producción han bajado". En agosto, ratificó sus dichos durante su alocución en el evento B20, en Neuquén, y señaló que con él las empresas consiguen "retornos por encima del 20%".
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En nuestro reciente informe "¡Son los subsidios al gas, estúpido! (la censurada causa de la mayor producción)", demostramos que ese "estímulo" no fue otra cosa que subsidios estatales pagados por una cada vez más empobrecida y ajustada ciudadanía a las petroleras de Paolo Rocca y Eduardo Eurnekian. Les estamos pagando el gas extraído en 2018 a 7,5 US$/MMBTU y se lo pagaremos a 7 US$/MMBTU en 2019, pero ahora nos venimos a enterar por boca del nuevo CEO-ministro que el gas no convencional es un gran negocio a… ¡3,5 US$/MMBTU!
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¿Y con la tablita del señor Aranguren y sus aumentos a octubre de 2019? ¿No era que sin ellos, contracara de la eliminación de los subsidios, jamás conseguiríamos normalizar el sistema gasífero nacional? ¿Y con todo lo que pagamos a las petroleras producto de esa tablita pero que no sirvió de nada pues, como vimos en el informe citado, de no haber sido por aquel subsidio estatal la producción hubiera caído 1% entre enero y junio de 2018? El precio se desploma mágicamente, pero la ciudadanía de cuyo bolsillo sale el "estímulo" (en adelante, el "sobreprecio") que engrosa las billeteras de un par de socios del Poder Ejecutivo jamás verá una reducción de la tarifa con Macri presidente.