Enfrentado a la rebelión en Syriza en contra del rescate acordado por Grecia con sus acreedores, el tercero desde 2010, Tsipras anunció ayer su renuncia y la convocatoria de elecciones anticipadas para poder obtener un nuevo mandato que le permita aplicar las reformas y ajustes atadas al programa de asistencia financiera.
El paquete de "rescate" de tres años, que totalizará 86.000 millones de euros y fue acordado la semana pasada, evitó un default y una posible salida de Grecia del euro, pero está condicionado a aplicar ajustes que Tsipras, antes de ser electo en enero pasado, había prometido rechazar.
Luego de aceptar recortes y privatizaciones, entre otras medidas, dirigentes de Syriza acusaron a su líder de capitular, y decenas de legisladores del partido votaron contra la ratificación del rescate la semana pasada en el Parlamento griego, aunque el paquete fue aprobado gracias al apoyo de la oposición.
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Sin embargo, Tsipras quedó sin mayoría propia en el Parlamento, generando serias dudas sobre su capacidad de implementar las medidas exigidas por los acreedores griegos: la Comisión Euorpea (CE), el Banco Central Europe (BCE) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
Hoy, uno de los líderes del ala más izquierdista de Syriza, el ex ministro de Energía Panayotis Lafazanis, consumó el previsible cisma de la agrupación al anunciar la formación de un nuevo partido bajo su jefatura.
El partido escindido de Syriza se llamará "Unidad Popular" y formará su propio grupo parlamentario con 25 diputados, informó el Parlamento griego.
Unidad Popular deriva de la corriente radical de Syriza, la Plataforma de Izquierda, de Lafazanis, quien defiende la vuelta al dracma como moneda nacional y ha sido muy crítico con las negociaciones entre el gobierno de Tsipras y los socios europeos ya que se opone a la aplicación de nuevos recortes.
"La Plataforma de Izquierda contribuirá a la formación de un frente amplio, progresista, democrático y anti recate que participará en las elecciones para imponer la cancelación de los memorandos (con los acreedores)", afirmó hoy Lafazanis en un comunicado citado por la agencia de noticias EFE.
Más tarde, en conferencia de prensa, Lafazanis manifestó que su partido ofrecerá una "alternativa realista" al rescate y estableció como fines principales la cancelación del programa de ayuda financiera y una quita de la deuda pública.
"La eliminación de la mayor parte de la deuda es un objetivo factible y hay que dejar respirar al país", sentenció.
Para hacerlo, Lafazanis dijo que Unidad Popular defenderá, en caso necesario, la salida de la zona euro.
"Si es necesario para seguir un camino progresista, saldremos de la zona euro. Y este no es un camino hacia al infierno, como muchos sostienen", enfatizó.
Según Lafazanis, Unidad Popular es la facción de Syriza que se mantiene fiel a las declaraciones programáticas que hizo el partido gubernamental durante la campaña y que le llevaron al Gobierno en las elecciones anticipadas del 25 de enero.
Unidad Popular se convierte así en la tercera fuerza política del país, por lo que, según el procedimiento establecido por la Constitución, recibirá el mandato del presidente de la República, Prokopis Pavlopulos, para formar gobierno si la segunda fuerza política no lo consigue.
El presidente del partido conservador griego Nueva Democracia, Vangelis Meimarakis, recibió hoy el mandato para formar ejecutivo, después de que Tsipras renunciase a su turno, como líder de la primera fuerza.
Si, como prevén los analistas, Meimarakis no puede constituir un gobierno, el turno pasará a Unidad Popular, que con sus 25 diputados pasa por delante del hasta ahora tercer partido, el neonazi Amanecer Dorado, que cuenta con 17 escaños. Sin embargo, no se espera que pueda formar gobierno.
La fecha de los comicios dependerá entonces del uso que hagan los partidos de los tres días que tiene cada uno para formar gobierno, pero sería entre finales de septiembre y principios de octubre.
Incluso tras perder la mayoría parlamentaria propia, el premier había demorado un anuncio sobre elecciones anticipadas hasta recibir el primer tramo de dinero del rescate y cumplir con un vencimiento de deuda con el BCE y la UE, sucesos ocurridos ambos ayer.
Pese a su giro respecto a los ajustes, Tsipras todavía tiene gran apoyo popular y era el que mejor medía, por lejos, en los últimos sondeos, aunque aún no se ha publicado ninguno desde que Grecia cerró su acuerdo con los acreedores.
Según analistas, con su jugada, el premier busca librarse de las voces díscolas dentro de su partido y atraer al electorado del centro, y quizás especule con que pueda lograr un mejor resultado si los comicios se celebran antes de que los votantes empiecen a sentir los efectos de los nuevos ajustes.
Ayer, el presidente del Eurogrupo, el foro de los Ministros de Finanzas del euro, Jeroen Dijsselbloem, instó a Grecia a cumplir con los compromisos asumidos con sus acreedores y advirtió que el camino estará lleno de dificultades, aunque dijo confiar en que se irán superando.
Sumando presión sobre Grecia, Steffen Seibert, vocero del gobierno de Alemania, principal acreedor de Atenas, sostuvo hoy que el próximo ejecutivo en Atenas debe implementar las condiciones acordadas en el tercer rescate y advirtió de que cualquier retraso postergará las ayudas.
Hace dos días, el Parlamento alemán aprobó el rescate para Grecia, allanando el camino para que el MEDE liberara un primer tramo de 26.000 millones de euros con el que Atenas pagó ayer una deuda al BCE y devolvió un crédito puente concedido por la Unión Europea (UE) en junio pasado.