Devaluación y crisis: profundizando la caída

30 de agosto, 2018 | 09.18

El anuncio del Presidente Macri de acordar con el Fondo Monetario Internacional nuevos desembolsos del préstamo stand-by, nos permite constatar al menos cinco puntos que ya venimos discutiendo. Primero, que la escasez de dólares es el principal factor que marca la crisis económica del país. Segundo, que el modelo es insustentable. Tercero, que el Presidente esta dispuesto a hacer lo que sea por continuar con la libre movilidad de capitales y la fiesta de la bicicleta financiera. Cuarto, que las estimaciones sobre la necesidad de financiamiento, sobre inflación, sobre potencial recuperación económica e inversión extranjera que el gobierno hace son incorrectas de manera constante. Quinto, que no tenemos más un Presidente Argentino, sino un holograma de Wall Street en la Casa Rosada.

A pesar de los fallidos intentos de estabilizar la política cambiaria, pasamos una nueva semana de devaluación por goteo donde el peso siguió desplomándose, superando el dólar la barrera de 34 pesos. La receta del FMI y del gobierno consistía en tres pasos: vender dólares, subir tasas y eliminar las Lebcas. Tal como se le pidió, el Banco Central de Caputo sigue vendiendo divisa, a pesar de que signifique una perdida de la posición de reservas; mantiene elevadas tasas de interés, a pesar de que las empresas no tengan acceso al crédito y paralicen su producción; y fue desarmando la burbuja de Lebacs, pero solo al hecho de convertirla con el Tesoro en un burbuja de Letes, deuda en dólares a corto plazo.

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¿Por qué estas políticas no funcionan? Porque el proceso de fuga de capitales podría llegar al infinito en un escenario de profunda crisis de confianza, de caída de la producción e inversión nacional, y de aumento de tasas en las principales plazas del mundo. Es decir, es más rentable comprar dólares y ponerlos en acciones en Wall Street, o bonos de deuda de Estados Unidos, que intentar hacer cualquier inversión en Argentina, hasta la compra de vivienda dejo de ser atractiva.

Por tanto, el problema de Argentina a corto plazo es la escasez de dólares, la cual marca el termómetro del país. Esta escasez deja ver la falta de un modelo de país productivo, de generación de empleo, de trabajo, de valor agregado de nuestro país, pero al mismo tiempo pone contra las riendas cualquier discusión del modelo: el termómetro del dólar rige todas las conversaciones.

Frente a la restricción externa (la escasez de dólares) la única salida que propone Cambiemos es el endeudamiento externo, y no como una solución a corto plazo para estabilizar sino de manera permanente. Es ahí que sostenemos que el modelo es insostenible: en algún momento hay que generar dólares genuinos para el repago de la deuda. El gobierno no ofrece alternativa alguna de generación de valor agregado, aumento de las exportaciones, mejora de la competitividad nacional, más que facilitar el cierre de empresas supuestamente “ineficientes”, sin que nadie genere valor agregado.

Es insustentable permanentemente acudir al FMI, además el anuncio de este martes anuncia lo que llamamos en economía un esquema de Ponzi: dado que Macri anuncia que seguirán pidiendo ayuda para garantizar el esquema de libre movilidad de capitales, se manda la señal a los actores de que pueden seguir sacando capitales del país mientras les sea rentable (y mejor ahora antes de que empeore el tipo de cambio), lo que obliga al Gobierno a mantener un esquema de aumento de la deuda externa. El problema surge cuando “el mundo” no quiere refinanciarte.

De aquí se desprende el problema del anuncio y el tercer punto. Así como Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, en el momento mas crítico de la crisis del euro dijo la famosa frase “I will do whatever it takes to save the euro”, "haré todo lo necesario para salvar al euro", parece que Macri haya anunciado lo mismo, pero no para salvar al peso argentino, sino para salvar la bicicleta financiera. Mejor dicho, para garantizar que la deuda publica a privados sea rescatada y pagada en tiempo y forma, sin importar los costos que esto implica para la hacienda publica nacional, o para la misma población, quien se somete a un draconiano plan de ajuste y austeridad para simplemente cumplir los requisitos del FMI.

Que las predicciones del mismo Macri no son creíbles no es novedad. Ahora bien, que un gobierno que dice regirse por metas de inflación cambie la meta cada tres meses ya es poco serio. Habrá que ver si estas semanas Macri se ve obligado a blanquear que la inflación será mas del 30% interanual debido a la ultima devaluación.

Para los próximos anuncios tendremos que esperar indicaciones de Wall Street, porque mas que un presidente nacional, lo que vimos fue como el poder político le hablaba a inversores para garantizarles que pueden sacar su capital de la Argentina y que la deuda publica va a ser repagada, no importa que el peso se desplome, sus condiciones prevalecen. Podríamos decir, que dado su desarrollo global, nunca el capital financiero fue tan fuerte en la Argentina como en estos días. Que nos queda para la economía, para el futuro, ese es el verdadero debate que debe invadir las calles de cara al 2019.