Desde principios de abril, los trabajadores del laboratorio nacional Craveri se encuentran viviendo una situación de conflicto. Ocurre que, en ese mes se despidió a casi 50 empleados, en el marco de una crisis que afirma lo afecta desde hace unos años, y que hizo que tenga desde hace tiempo sus números “en rojo” y haya amenazado con presentarse en concurso preventivo de acreedores. Al día de hoy, los trabajadores y el gremio de la Sanidad siguen acampando frente a las dos sedes capitalinas de la farmacéutica, reclamando una solución a sus reclamos de reincorporación.
“La industria de los medicamentos no está en crisis y no existe disminución del volumen de producción”, aseguran desde el sindicato, que siguen realizando actividades para pedir por los puestos de trabajo. Esta semana, se hará una “jornada de apoyo”, con un festival musical y la presencia de distintos grupo de despedidos, que se solidarizan con los empleados cesanteados. Acusan a los empresarios de no cumplir con las medidas dictadas por las autoridades laborales. Además de Craveri, otro laboratorio sigue con sus planes de ajuste: esta semana Elea- Phoenix volvió a despedir personal, cerca de 100 trabajadores.
“La industria de los medicamentos no está en crisis y no existe disminución del volumen de producción"
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Desde que se produjeron los despidos, los empleados de Craveri mantienen el acampe en dos de las ubicaciones de la empresa en los barrios de Villa del Parque y Caballido, en la Ciudad de Buenos Aires. Allí, reciben la solidaridad de los vecinos, que acercan alimentos y otros elementos para mantener la presencia, a dos meses de la decisión de la farmacéutica. Los trabajadores afirman que continuarán con las medidas hasta la reincorporación de todos los despedidos.
El gremio rechaza la crisis que argumenta la empresa para los despidos, y afirmó que lo que se busca de fondo es “vulnerar la organización sindical”. En el acampe los 47 despedidos y sus familias, junto a compañeros y otros grupos de despedidos resisten ante la falta de respuesta de la empresa, que forma parte de la cámara nacional de la industria farmacéutica CILFA, enfrentada con el gobierno de Mauricio Macri por el precio de los medicamentos que surten al PAMI y la seguridad social.
“En un primer momento existió una instancia de dialogo, la secretaría de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, pero la empresa no la acató”, recordó Zinser. Ante eso, los trabajadores decidieron levantar uno de los acampes, para mostrar voluntad de diálogo, pero no lograron un acuerdo. “Se hicieron una serie de ofrecimiento, como firmar un procedimiento Preventivo de Crisis PPC), donde la empresa tenga una reducción de las cargas patronales, se ofreció pagar parte de los salarios a través de un REPRO, pero la empresa mantiene la intransigencia de no reincorporar a nuestros compañeros”, relató el delegado.
El laboratorio Craveri tiene 133 años en el mercado nacional. El titular de la empresa, Juan Craveri, apuntó contra el gobierno nacional, y en declaraciones periodísticas sostuvo que “desde que empezó, esta gestión nos puso en la mira y nos tomó como sus enemigos”. Los dichos apuntan a la pelea que existe desde hace años entre la industria farmacéutica local y la gestión de Mauricio Macri.
La pelea comenzó en 2016 cuando se negociaron nuevos contratos para la venta de medicamentos al PAMI, y desde la obra social acusaron a las empresa de tener “carterizado” el mercado. Allí comenzó una puja que se extiende hasta hoy, por el valor de los tratamientos, tanto los que se dispensan en la seguridad social como los que se venden en farmacias.
“Desde marzo de 2018 los compañeros de Craveri vienen atravesando situaciones insólitas e injustas: pago de salarios en cuotas, despidos arbitrarios, persecución, hostigamiento y represión”, remarcaron desde ATSA Buenos Aires, que apoyan la lucha de los despedidos.