La desocupación alcanzó a casi el 20% de los trabajadores en 2003, cuando asumió Néstor Kirchner la Presidencia. La cifra es lejana al 9,3% del desempleo que reveló el INDEC para junio de este año, pero las políticas que aplicó el gobierno anterior para bajarlo fueron apuestas a las actuales.
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La tasa de desocupación para el tercer trimestre de 2003 se ubicó en el 19,6% y ya al cuarto trimestre cedió dos puntos porcentuales a 17,7%.
El Ejecutivo priorizó la inversión en obra pública con metas de crecimiento en función de los PBI provinciales y nacional al 2010. Sus motores fueron: el Plan Energético Nacional (lanzado en 2004), el Programa Federal de Reactivación de Obras FONAVI (etapas I y II), los planes en agua potable y saneamiento básico (Plan Nacional Federal de Recursos Hídricos) y la Ley de Financiamiento Educativo.
"Para crear empleo de forma sostenible en el tiempo resulta indispensable un mercado interno pujante, un aparato productivo e industrial en expansión, una economía progresivamente autosuficiente (desendeudada y desprimarizada), redistribución creciente de rentas y riquezas favorable a las clases populares y, por supuesto, energía abundante y barata (subsidiada)", analizó Federico Bernal.
"Si la herencia kirchnerista iguala o empeora a la crisis de 2001, adóptense entonces las políticas económicas de Néstor Kirchner para superarla", propuso Bernal. Caso contrario, según el titular del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo, Macri se encamina hacia un nuevo endeudamiento, al déficit cero, a una Argentina reducida a la pampa húmeda excluyente de provincias y del 99% de su población.