Un grupo de ocho ladrones robó más de 250.000 dólares y 300.000 pesos de dos departamentos ubicados frente la sede de escuchas judiciales, en el barrio porteño de Villa Ortúzar, con un importante despliegue técnico que causa sospechas.
En horas del mediodía del pasado miércoles, ocho delincuentes armados ingresaron disfrazados de obreros (para confundirse con los albañiles que trabajaban en la casa) a una casa ubicada en Avenida de Los Incas 3857, frente a la oficina judicial más polémica.
Los ladrones realizaron un importante operativo logístico: redujeron a las personas que se encontraban en la casa, los precintaron y desplegaron los planos del inmueble propiedad de Christian Bastianes y fueron en busca de un objetivo ya conocido, la caja fuerte donde econtraron 50.000 pesos.
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Sin embargo, no se quedaron conformes y con una moladora, una maza y un cortafierro, los malvivientes rompieron paredes hasta encontrar el jugoso botín de 250.000 dólares y 300.000 pesos.
"Cuando entré me apuntaron dos de ellos y rápidamente me pusieron unos precintos. Lo primero que me dijeron fue: 'Acá venimos por tu vecino, no por vos. Así que quédate tranquilo'. Y después me preguntaron '¿cómo se llama tu amigo?', Luis respondí. Lo fueron a buscar. Cuando lo hicieron entrar había uno de ellos tras la puerta. Le pegaron un culatazo", contó a La Nación el dueño de la casa, que ingresó al domicilio en medio del atraco.
Tras llevarse la cuantiosa suma -que según Bastianes fue obtenida "por un juicio que le ganamos al hospital por una mala praxis que le hicieron a mi nena"- parte del comando de ladrones saltó la medianera y siguió el robo en la casa vecina. Sos secuaces engañaron a la dueña y, con rapidez, tomaron la casa. "Se escuchaban golpes, estaban rompiendo las paredes", relató uno de los albañiles que fue tomado de rehén en la casa de Bastianes.
En tanto que Bastianes detalló: "El señor estaba durmiendo y por eso atendió la señora. Ellos se iban a ir a vivir a Italia con todo el dinero que le robaron. Debe haber sido mucha plata". El hombre se encuentra internado porque los delincuentes lo golpearon y maniataron.
La pesadilla duró cuatro horas y el accionar de los malechores despertó fuertes sospechas en Bastianes. "Sabían que me movía en varios autos, sabían el sobrenombre de mi nena que lo sabe muy poca gente, sabían que mi señora volvía de buscar a mi hija del colegio, sabían los nombres de toda mi familia. Además, maniobraban bien las armas. Sabían usarlas", aseguró.
De acuerdo con lo consignado por La Nación, la sede de las escuchas judiciales, ubicada en un edificio que pertenece a la AFI, tiene instalada un cámara que capta los movimientos de casi toda la cuadra. Es por eso que se investigan las filmaciones para encontrar a los delincuentes, al igual que se analizan huellas digitales dejadas en la escena.
"Que me entregaron es seguro porque venían con un plano de la casa. También preguntaron '¿Dónde están los 300.000 dólares'. Seguramente alguien batió",consideró Bastianes.