Por Fernando Cibeira
Especial para "El Destape"
"Si a Cristina le vas a hablar de cualquier otra cosa que no sea gestión, te saca rajando", comentaba días atrás, un poco apesadumbrado, uno de los precandidatos presidenciales del Frente para la Victoria. Le quería comentar cómo le estaba yendo en algunas de sus recorridas por el interior, a ver si recibía alguna señal, pero no hubo caso. La Presidenta no participa de conversaciones de política electoral, ni da indicios sobre sus preferencias, y nadie sabe si algún día los dará. Los planetas parecen irse alineando para el lado de Daniel Scioli, pero hay kirchneristas que piensan que no está dicha la última palabra.
En su último año de mandato, Cristina Kirchner conserva un grado de centralidad llamativo en el escenario político. El oficialismo continúa sacando periódicamente leyes de fondo mientras la oposición sigue sin acertar cómo responder a la nueva ofensiva.
Uno de los datos festejados en la Casa Rosada fue la encuesta de Poliarquía que publicó La Nación diez días atrás, que le otorgaba a la Presidenta un 40% de aprobación. Un porcentaje considerable si se tiene en cuenta que lleva siete años de gobierno, con los principales diarios sacándole una tapa en contra detrás de otra. "Y si publicaron eso, debe ser que todavía le daba más", agregaban.
En ese marco, y con la idea de que la economía el año que viene andará mejor, en Gobierno consideran inviable cualquier candidatura que no cuente con el apoyo explícito de Cristina. Claro que, al momento, esa posibilidad no se aparece en el menú. "Si Cristina quiere impulsar un candidato tendría que decirlo ahora, después ya no va a haber tiempo, las PASO son en agosto", sostenía un gobernador kirchnerista que la semana pasada estuvo por Buenos Aires. Semanas atrás, él recibió en su provincia a Daniel Scioli y le organizó un acto a teatro lleno. No porque sea su favorito, sino porque es quien va mejor en las encuestas y porque nadie del gobierno le dijo nada en contrario. "Sería buenísimo que en vez de estar tomando un café con usted estuviera charlando de política con la Presidenta, pero eso lamentablemente en el kirchnerismo no pasa. Así que cada uno actúa como mejor le parece", agregaba con sinceridad.
Lo mismo La Cámpora, cuyos integrantes compartieron actos con Scioli y con Florencio Randazzo en los últimos días aunque ellos mismos se encargaron de aclarar que eso no implicaba ningún compromiso en marcha. Igual que los gobernadores, tratan de ir acomodándose a la nueva realidad con el objetivo de ampliar su representación de legisladores, concejales e intendentes en 2015. Una de las paradojas que produce la indefinición es que el kirchnerismo realizó este año las mayores movilizaciones populares, pero ningún precandidato las capitalizó. Incluso aquella frase de Máximo Kirchner -"compitan y gánenle a Cristina"- vino a dejar en claro que en La Cámpora no consideraban heredero a ninguno de los anotados en la competencia presidencial.
Sin demasiadas opciones a mano, los kirchneristas se van haciendo cada vez más a la idea de un acuerdo con Scioli, algo que hasta hace poco sonaba a sacrilegio. Tampoco hay que imaginar que al gobernador bonaerense le resultará tan sencillo. Por ejemplo, en el kirchnerismo por estos días alientan a los demás candidatos del oficialismo que recorran la costa durante el verano, cuestión de evitar que la "ola naranja" lo cope todo.
Todavía queda un año largo de gobierno y no hay motivos para apurar los tiempos. "Cristina tiene que ser la principal referente político del país hasta el último día de su mandato, y nosotros esperamos que también lo sea más allá de eso", argumentaba un importante referente kirchnerista.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.