El progresismo latinoamericano hizo cumbre en Buenos Aires en un sábado regional convulsionado. Pasado el mediodía los televisores del Hotel Emperador proyectaban la voz del ex presidente brasileño Luiz Inácio Da Silva, que festejaba su reciente libertad en la sede del sindicato metalúrgico paulista –primer peldaño de su carrera política-, y también transmitían la denuncia del presidente boliviano Evo Morales sobre el intento de golpe militar en curso. Dos fotos que resumen el pico político de una América Latina en disputa: derrota del lawfare (guerra jurídica) en Brasil, nuevo intento de putsch en Bolivia, donde “por primera vez gobierna un presidente que se parece a los bolivianos”, como refirió el presidente electo argentino Alberto Fernández cuando inauguró el encuentro del denominado Grupo de Puebla, una mesa que reúne a treinta líderes progresistas del arco latinoamericano para “pensar” y “rearticular” a la región.
“La reunión viene diez puntos. Yo, por lo pronto, estoy más viejo que a la mañana”, bromeó el probable futuro Canciller Felipe Sola cuando se acercó a dialogar unos minutos con la prensa acreditada en el primer receso de un mitin programado en tres foros de discusión interna para abordar igual número de tópicos: presente de las economías regionales, plan común para acortar la desigualdad social, diseño de un escudo zonal contra el impacto del cambio climático. Tras la breve apreciación del ex gobernador bonaerense, una declaración que revelaba, el ajetreado ritmo de la cumbre, salieron tras sus pasos varios referentes de la política local –como la dirigente platense Victoria Tolosa Paz o la joven dirigente capitalina Delfina Rossi- que serían parte del almuerzo que reuniría a varios ex presidentes de la región como Dilma Rousseff, Fernando Lugo o Ernesto Samper.
El diputado electo Eduardo Valdés, anfitrión ayer de la cena inaugural que compartieron los referentes del Grupo de Puebla en su comedor telúrico de Villa Crespo “Café las palabras”, se mostró muy contento ante El Destape sobre el desarrollo de la cumbre del Grupo de Puebla y sobre el albor de una política exterior, la de Alberto Fernández, que según Valdés está consiguiendo importantes logros incluso antes de la asunción fijada para el 10 de diciembre: “Alberto habló hoy casi una hora con Emmanuel Macron (presidente de Francia) y antes lo llamó (Donald) Trump. No es un hecho menor, es la primera vez que un presidente de los Estados Unidos se comunica con un mandatario argentino sorteando el canal protocolar. Es decir, fue él (Trump) quién telefoneó a Alberto (Fernández), no usó un embajador de mediador”, justificó.
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El Destape además habló con el ex senador trabalhista Aloizio Mercadante, fundador del Partido de los Trabajadores y uno de los principales impulsores del Grupo de Puebla junto al dirigente Marco Enríquez Ominami, sobre la implicancia que generará en su país el hecho de contar con la presencia física del político más popular del Brasil: “Con Lula libre cambia la política de Brasil. Lula va a volver a caminar las calles. El Partido de los Trabajadores nunca bajó los brazos, nuestra militancia le dijo bom día durante 580 jornadas, ahora con nuestro compañero libre estamos muchos más fuertes”.
Mañana será el cierre de la segunda cumbre del Grupo de Puebla. El documento final tendría tres ejes de acción política relevantes en el corto plazo. Primero, la mesa de líderes regionales pondrá en marcha el denominado Comité de Defensa de la Justicia y la Democracia, integrado por 20 juristas provenientes de siete países, y presidido por el jurista Baltasar Garzón, que buscará fiscalizar las denuncias de lawfare en Ecuador. En segundo lugar la entente progresista promete hacer una solidaridad activa contra el intento destituyente en el país del altiplano. En ese sentido será clave escuchar mañana domingo la voz de Adriana Salvatierra, presidenta del Senado boliviano, mano derecha de Evo Morales, que vendrá especialmente a la cumbre para contar lo qué ocurre en su país. Por último, el Grupo de Puebla intentará revitalizar la mesa de concertación interamericana CELAC para suplir la ausencia de mecanismos zonales de coordinación política. Porque, como dijo el ex Secretario General de la Unasur Ernesto Samper, los instrumentos generados por los Macri y los Piñera como el ProSur son “más ProNorte que otra cosa”.