Crítica de teatro: Adela duerme serena

Escrita por Teo Ibarzábal y dirigida por Andrea Garrote, la obra ganadora del concurso organizado por el TNA – TC y Argentores en 2018 debutó en la sala Orestes Caviglia.

28 de octubre, 2019 | 21.08

Adela descansa. Recuerdos turbulentos asoman por su psiquis como instantáneas brumosas que vuelven la memoria. Momentos sensibles, íntimos y familiares. En la temporalidad de los sueños "Adela duerme serena" sigue la relación entre la protagonista,sus dos hijos y su esposo. Los recuerdos de Adela son frágiles y le ocasionan heridas internas,que aparecen como los surcos arrugados de su piel. El dramaturgo Teo Ibarzábal cuenta la historia de una mujer soñadora y cuyo futuro es incierto y,  al ritmo de la protagonista, los espectadores desentrañan un misterio de memorias desordenadas en forma lúdica y creativa.

Ibarzábal no subestima a la platea y, a medida que la acción transcurre, los ingeniosos saltos temporales cobran vida, creando un nueva dinámica no lineal donde ejes como la desintegración familiar son claves para el funcionamiento coral de protagonistas y escena. Una vez alineados los fragmentos, el espectador es participante en la reconstrucción del drama para así entender el presente. "Adela duerme serena" es un retrato doloroso y contemporáneo, es fácil salir interpelado de la sala.

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El talento narrativo de la dramaturgia no cae en lugares comunes, el entramado de vínculos afectivos es complejo y de una ricura que en materia teatral siempre se agradece. Por momentos, la figura de la madre acapara toda la escena y sus desequilibrios conmueven. "Adela duerme serena" es una pieza de una espontaneidad sensata.

Andrea Garrote aprovecha el espacio intimista de la sala Orestes Caviglia para crear un espacio absorbente y detallista. En este marco, el elenco se desenvuelve relajado y  con completa dominación escénica. Una propuesta solvente para repensarnos como individuos.

  • "Adela duerme serena". Nuestra opinión: buena