El Gobierno sabe que ya perdió y que tiene que aguantar como pueda hasta el 10 de diciembre, una fecha que hoy resulta demasiado lejana. Hoy no tiene poder político para enderezar la economía. Por eso se espera que busque aire realizando un cambio de ministros que le de aire.
En general, en el mundo político se piensa que la suba del dólar y el riesgo país es exagerada para las condiciones económicas del país: frágiles, pero no tanto.
La conclusión es que la debilidad es política y surge de la paliza que recibió Juntos por el Cambio en las PASO: todos en el gobierno consideran que el culpable de la derrota es el jefe de gabinete Marcos Peña. Por otra parte, es el hombre político y es esa condición la que hace falta para frenar la sangría.
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Para su lugar se piensa en Miguel Pichetto, quien puede tener la llave para negociar con el peronismo una transición tranquila y consensuada, o en Rogelio Frigerio, quien fue el que acercó a Macri con Alberto Fernández y, todos dicen, quien mantuvo la cabeza fría desde el domingo.
“El otro que debería caer es el ministro de Economía, Nicolás Dujovne”, señaló una alta fuente del Ejecutivo a El Destape. Por razones obvias, el desmadre económico pone todas las miradas en el ministro responsable del área. También para ese puesto se piensa en Frigerio, quizá el único que sale limpio del desastre, pero el ministro del Interior no quiere ni oír hablar de ese puesto, que en estas condiciones puede acabar con la carrera política de cualquiera. Por eso buscan a alguien del mercado financiero.
Si el Presidente se resiste a los cambios, los mercados lo obligarán a hacerlos más tarde y en peores condiciones.