Crisis de los clubes de barrio: AySA le reclama una deuda millonaria a Sportivo Devoto y ahora corre peligro

Una pérdida en un caño le provocó una deuda inmensa a la entidad. Sin embargo, la empresa envió intimaciones. Los dirigentes convocaron a un abrazo simbólico para este sábado.

11 de octubre, 2019 | 21.49

La terrible situación de los clubes de barrio frente al ajuste se sigue profundizando. Ahora, el club Sportivo Devoto corre serios riesgos debido a una irrisoria deuda con AySA, que se originó por una pérdida.

La entidad de la comuna 12 de la ciudad de Buenos Aires fue recuperada hace pocos meses por una dirigencia joven que busca revalorizar el rol social de las instituciones deportivas barriales, sin embargo, el contexto de ajustes y tarifazos les pone al borde de un embargo o incluso el remate.

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Con deudas en todos los servicios y también con profesionales, el club se volvió a levantar con el esfuerzo de sus socios, pero la deuda por el servicio de Agua se volvió impagable y hoy asciende a más de 1 millón de pesos, de los cuales sólo 450 son por el consumo, el resto es todo intereses de deuda. 

Es por eso que el sábado desde las 11, vecinos, socios y chicos que hacen actividades en el club realizarán un abrazo simbólico a la sede social, ubicada en  Gabriela Mistral 3151.

El club tenía deudas de todos los servicios y con profesionales, las cuales fuimos resolviendo, pero el tema principal es con el agua. Venían facturas de 45 mil pesos a un club que no tiene pileta y sólo tiene duchas y un par de bachas", señaló a El Destape el presidente de la Sportivo Devoto Nicolás Machiavilliano.

Todo se debía a dos pérdidas muy importantes y de difícil acceso en la propiedad, que fueron detectadas y reparadas por el propio club. "La empresa nos dijo que si la encontrábamos y la reparábamos íbamos a tener una reducción de la deuda, entonces la reparamos y ellos constataron, pero cuando nos dieron la devolución dijeron que nosotros éramos responsables de la pérdida y que no iba a haber ningún tipo de reparación", detalló Machiavilliano

Con casi 90 años, Sportivo Devoto es una parte de la historia del barrio, pero además es la segunda casa de 400 chicos que practican deporte y de muchos que van al merendero que funciona desde hace algunos meses para combatir la durísima crisis económica. No obstante, a Aysa no pareció importarle: tras una intimación de 48 horas, las primeras invitaciones a reuniones surgieron luego de que la institución expusiera la situación en los medios.

"No podemos aumentar las tarifas desmedidamente y que los chicos dejen de venir. Tenemos funcionando un merendero y ayuda escolar para un montón de chicos que están viniendo. Queremos que el club sea un espacio de contención para los jóvenes", resaltó el presidente. Al tiempo que pidió que el Estado y la empresa "tengan un de sensibilidad social". Y subrayó: "No queremos que nos regalen nada, queremos pagar lo que nos corresponde".

Tras los distintos reclamos, AySA informó que se evaluará una baja sensible de la deuda y la posibilidad de que la entidad acceda a la Tarifa Comunitaria. "Tenemos todas las herramientas a disposición para ayudar al club, como a tantos otros que están bajo el régimen de Tarifa Comunitaria", indicaron en un comunicado.

Pero la situación es más general. Son miles los clubes que corren peligro y en la Ciudad de Buenos Aires hay cuatro en situación crítica.

"Los clubes están dejados a su suerte. El Estado tiene que hacerse cargo de los clubes porque hacen un trabajo importante con los pibes y las pibas, más en una empresa como AySA", cuestionó Guido Veneziale, de Defendamos los Clubes. En tanto que indicó: "Desde el gobierno de la Ciudad tuvieron políticas a favor de los clubes de barrio, pero son insuficiente. Falta una política en serio para el deporte. De acá a marzo no sé cuántos clubes van a poder abrir sus puertas. Practicar deporte en la Ciudad se volvió un privilegio, y creemos que se está dando un intento de privatizar el deporte y transformarlo en un negocio.

Por último, marcó que "la mayoría de los clubes tienen más de 50 años y algunos más de 90, sufrieron muchas crisis, pero esta es la peor crisis de toda su historia, peor que 2001". Y sentenció: "Al cerrarse un club de barrio el esfuerzo para volver abrirlo hoy es un imposible".