La Justicia demostró que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, volvió a mentir para tratar de justificar el segundo asesinato del año de un defensor de la comunidad mapuche. La cartera de la funcionaria dijo que la Prefectura mató a Rafael Nahuel luego de haber sido atacados con "armas de grueso calibre" y "máscaras de gas". Sin embargo, nada de eso fue hallado en el lugar.
En la inspección ocular en la lof Lafken Winkul Mapu, donde Nahuel recibió un disparo por la espalda de parte de un agente del grupo Albatros, no se encontraron granadas, ni "máscaras antigases tipo militar" ni armas. En cambio, sí muchas vainas de 9 milímetros, disparadas de arriba hacia abajo por el cuerpo de élite de la Prefectura.
Tal como mostró la Revista Cítrica, que cubrió el proceso judicial del jueves, en la inspección realizada por el magistrado Gustavo Villanueva con efectivos de la Policía Federal, los peritos recolectaron decenas de vainas de 9 milímetros que usó la fuerza de seguridad de Bullrich para asesinar a Nahuel y dispararle a quemarropas al resto de sus compañeros.
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Poco luego del crímen, el ministerio emitió un comunicado donde alegaba que los aborígenes se encontraban "encapuchadas, con máscaras antigases de tipo militar y banderas con lanzas que en sus puntas tenían atados cuchillos". El relato oficial añadió que "los efectivos escucharon fuertes estampidos en dirección a su posición y observaron a dos o más personas portando armas de fuego que, por el sonido y el efecto de las efracciones, daban cuenta de ser de grueso calibre".
Esta no fue la primera vez que Bullrich justificó el asesinato de un defensor de los derechos mapuches. Cuando murió Santiago Maldonado en el operativo de la Gendarmería en Chubut, la funcionaria de Mauricio Macri inmediatamente cerró filas a favor de los agentes que envió a la feroz represión.